Señores, si en nuestra España
creyente nos permitimos el lujo de contar con Roldanes, Gurteles, Correas,
Divares, Fabras, Urdangarines, Cachulis, Bárcenas y otros defensores del sobre extraordinario.
¿habremos de escandalizarnos al descubrir que esa misma cultura de lo fácil
está extendida y alcanza al mismo Vaticano?
Las instituciones terrenales están
formadas y dirigidas por hombres, y los hombres nos comportamos generalmente
como hombres, nos vistamos como nos vistamos, a las pruebas me remito.
Lo de Monseñor Scarano, o monseñor
500, el prelado del banco vaticano cazado con sus compinches en un jet privado
evadiendo veinte millones de euros desde la neutral Suiza hasta la romana
Italia, no sería un caso excepcional si no fuera porque su condición de
sacerdote le hace doblemente infractor, a los ojos de los hombres y de la fe que decía
profesar.
Lo grave de todo esto, es el daño
que los corruptos y delincuentes, todos
ellos sin distinción, le hacen a las instituciones y organizaciones a las que
pertenecen y cuyos emblemas y
acreditaciones utilizaron como protección, no necesariamente consentidoras de
sus compartimientos, en algunos casos estrictamente privados.
Y es que la vida, a veces, es solo
un espejo, que nos ofrece una imagen que a veces no se corresponde con la
realidad de lo que refleja, o dicho de otra forma, a veces la realidad de la
vida no está bien pintada en el espejo.
Los billetes de 500 euros ¿existen
en la realidad o sólo en el espejo?
Los billetes de 500, si existen, no
son utilizados por los ciudadadanos en el día a día, sino que estarían
reservados al uso y disfrute de los Monseñores 500 y asimilados, beneficiarios
de unos privilegios ostentosos y corporativistas que les diferencian y
distancian del común de los mortales, que se bastan para el comercio diario con los títulos monetarios de
5 y 10 euros, pues billetes de valor superior sólo les reportarían problemas de
cambio, custodia y seguridad.
Hoy he tenido la oportunidad de
contactar una vez más con el otro lado del espejo: acompañé a otra voluntaria
de Cruz Roja cacereña a visitar a una familia necesitada en Aldea Moret, dos
adultos y tres niños menores de 10 años, sin mas ingresos que los que el cabeza
de familia consigue vendiendo la chatarra que encuentra, 5-6 euros al día; es
dramático descubrir las necesidades básicas insatisfechas, no ya en los
adultos, que también, sino en esos inocentes niños menores de edad ¿Qué culpa
tienen ellos de los errores y de las decisiones de los mayores?
Hablando con ellos, no pude dejar de
preguntarme cuántos de esos billetes de 500 necesitarían para solucionar y
encauzar su futuro, y no pude por menos que suponer que Monseñor 500 había
equivocado su rumbo, que tendría que haber aterrizado con su jet privado cargado
de millones de euros en el Trastévere de Cáceres, barrio en el que podría haber ejercido adecuadamente su ministerio,
repitiendo el milagro de la multiplicación de los panes y los peces para dar
sustento a los necesitados cacereños.