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GRAFITIS EN EL TEATRO ROMANO Y PARLAMENTARIOS DE VUELTA

OPINIÓN
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Extremadura estaba ayer y hoy con los fastos de la Vuelta Ciclista a España y la gran gala del Teatro Romano, en la que el latín macarrónico, inexistente, del intérprete de Julio César, hubiera sonrojado al autor de sus obras en latín, «De bello Gallico» y «De bello civili», tanto como la leyenda en verde sobre los frisos de la scenae frons, como si de grafitos se tratare, que deseaba arrogarse para sí una obra que, en ningún caso, fuere suya, porque hubiere más de dos mil años de antigüedad.

Entre el sermo
plebeius
de uno y la leyenda que pareciere surgir de Ab urbe condita de Augusta Emerita, jamás escrita por Tito Livio, no
hallamos tampoco la obra De vulgari eloquentia, de Dante, porque la
«pintada» inédita en el Teatro Romano bien pudieran haberla hecho los
grafiteros de la ciudad, que tantas veces y sin rubor alguno las efectúan en
otros monumentos legados por el Imperio, y porque el latín utilizado por el
conductor de la gala no contextualizaba la historia recreada. Ni sus silencios
ad hoc ni sus sonrisas, que no se sabe a
dónde conducen, como las de quien se creyere hoy el César extremeño, allí
presente, a quien solo le faltare acompañarla con el gesto de los emperadores
en el circo…, en nada contribuyen a solucionar los problemas del pueblo, sino
a darle su ración de
panem et circenses
de otros tiempos. El pan de 600.000 euros que se les da a los de fuera y se les
niega a los de aquí.


            Como estos fastos estaban previstos,
tampoco se cumplió lo dicho en vísperas vacacionales por el que dice ser, y se
hace llamar, presidente del «Parlamento de Extremadura», locución
inexistente en la legislación española y extremeña, que el 27 de julio pasado
había anunciado que el nuevo periodo de sesiones comenzaría el 1 de septiembre,
aunque la
actividad parlamentaria se reanudaría el 27 de agosto
, pese a que sí dijera
que ayer, día 29, habría reunión de la Mesa de la Cámara y de la Junta de
Portavoces, con el objetivo de aprobar el nuevo calendario de sesiones. Pura
coincidencia con las fechas señaladas de los citados fastos, en las que los
titulares de las instituciones extremeñas y muchos diputados estuvieron
presentes. Y todo para decirnos que los Plenos
comenzarán a las 9.00 de la mañana,
en lugar de a las 10.00, para ahorrar
luz, y para que sus señorías descansen de sus largas jornadas parlamentarias en
el sexto periodo de la VIII Legislatura.

[Img #29747]

            Todo esto les suena a chino a los
extremeños, que nada esperaren del nuevo periodo de sesiones, porque sus señorías
hablan un lenguaje distinto al de la realidad que vive el pueblo. Que el
titular de la Cámara hable de una «actividad realista» que «ofrezca
soluciones a los principales problemas extremeños», como el paro, no se lo
cree ni él; que el portavoz popular diga más de lo mismo, además de pedir
consenso en la elaboración de los Presupuestos, es de risa; que el portavoz
socialista reitere otros problemas, que sí afectan a todos, como la educación,
la sanidad, el paro, o la deuda histórica –que ya llueve sobre mojado– se
adecua más a las preocupaciones de todos. Aquí, el único que ha acertado de
pleno -y lo escribiere el día 23 en su blog, en un post titulado
«Extremadura real» — ha sido Fernández Vara, quien decía: «O conseguimos más empleo
para + ciudadanos, o la política tendrá – sentido.»

            Obviamos referirnos a la
«sorpresa» anunciada por el portavoz de IU, que parece reírse de los
extremeños, como el intérprete de Julio César, si no nos la dice en latín
clásico, como podría deducirse de su mismo porte de senator romanus o de civis
romanus sum;
pero como nada dice en la Asamblea, al ver los toros desde la
barrera de la Mesa, a cuento de qué viene anunciar sorpresas… La única
sorpresa para los extremeños es que les importa un bledo lo que se diga en la
Asamblea, porque si la ignoran como institución –ya que su presidente y
algunos diputados se refieren a otra institución que no existe– tanto más a lo
que se diga o vote en ella, excepto en aquella ocasión de la abstención activa
de IU, que elevó a los altares de la patria al actual presidente, instigada por
quien dice ahora que el nuevo curso político será «sorpresivo».
¿No me diga, Nogales? ¿Acaso  desean
darle vuelta a la tortilla?



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