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LOS PRIVILEGIOS DE LA POLITICA

OPINIÓN
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La
nueva ley de transparencia debía empezar con un artículo que dijera: «No
habrá aforados.»

Según el
Diccionario de la Real Academia de la Lengua, aforado: «aplíquase a la
persona que goza de fuero» y privilegio del latín privilegium
definido como «exención o ventaja exclusiva o especial que
goza alguien por determinada circunstancia propia.»


Ser,
o mejor dicho, estar aforado significa que las leyes procesales permiten el
reenvío de los asuntos judiciales y causas penales por hechos cometidos por
diputados, senadores, y miembros de los gobiernos, a tribunales y juzgados
diríamos especiales (Tribunal Supremo y Tribunales Superiores de Justicia).


Se
incumple, en cierta manera, el mandato constitucional contemplado en el artículo
24 «…todos tienen derecho al Juez ordinario predeterminado por la
ley,…»


Si esto
fuera posible, el ciudadano se creería de verdad, que las reformas encaminadas
a la transparencia de los que se dedican a la política, van en serio. Perder el
privilegio del aforamiento es necesario, todos tenemos derecho al Juez, pero no
al que nos den a elegir, sino al Juez «que nos toque», al
predeterminado por la ley. Los diputados y senadores deberían ser Juzgados por
los mismos Tribunales que juzgan a diario a aquellos que les votaron.


Se
atreverá alguno a proponerlo?


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