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Matorral más denso en los parques para favorecer la vida de aves urbanas

OCIO Y SALUD
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Un estudio de la UEx resalta la conveniencia de que los arbustos sean tupidos para que las aves puedan nidificar y refugiarse de los depredadores. En número de árboles y su variedad no es tan importante

[Img #30635]Las
ciudades y sus zonas verdes son el hábitat de numerosas aves. Petirrojos,
rabilargos, luganos, tarabillas, currucas, picapinos, entre otros muchos,
conviven con nosotros atraídos por la abundancia de comida y la protección
frente a los depredadores.

 

Según
los expertos en ecología urbana, es necesario promover un diseño de parques
adecuado que tenga en cuenta los estudios sobre el comportamiento de las aves
urbanas para potenciar la presencia de éstas y preservar las especies en
peligro.

 

Para
el investigador de la Universidad de Extremadura, Daniel Patón, son cuatro los
factores que condicionan la diversidad, abundancia y riqueza de aves en los
parques urbanos: la cobertura de matorral, la presencia de edificaciones en un
radio de 500 metros alrededor del parque, la distancia al centro de la ciudad y
una contaminación acústica por debajo de los 50 dB.

 

PARQUE DEL PRINCIPE


En
un estudio realizado en 35 áreas de la península ibérica, entre ellas el Parque
del Príncipe en Cáceres, se ha efectuado un promedio de los datos anuales para
caracterizar cada parque según su diversidad de aves, riqueza y una serie de
índices ecológicos.

 

Los
resultados confirman que, además del límite de ruido comprobado en una
investigación previa de la UEx, una mayor cobertura de matorral y su densidad
favorece la presencia de aves. La importancia del matorral, explica Patón, “ha
sido estudiada por expertos en ecología urbana como Esteban Fernández-Juricic
de la Universidad de Purdue.

 

Los
parques actúan como ecotonos porque las aves urbanas no son muy selectivas,
muchas son forestales y pueden colonizar los parques si hay abundancia de
comida y agua, y protección frente a los depredadores como las urracas y los
gatos, en el caso de la península ibérica”.

 

El
matorral, en este sentido, constituye un refugio frente a los depredadores y
ofrece un lugar para nidificar. “Lo importante es que el arbusto sea tupido. El
número de árboles y su variedad no es tan importante y, paradójicamente, la
presencia humana no es disuasoria”, añade el investigador.

 

Si
tomamos como ejemplo el Parque del Príncipe en Cáceres, donde están
repertoriadas 80 especies de aves, la densidad de matorral, el agua disponible,
el bajo ruido y la presencia de aves insectívoras como las currucas, son
indicadores de que el parque está en buenas condiciones.

 

PARQUES PEQUEÑOS

 

Otra
ventaja del matorral es que permite la conectividad, los matorrales actúan como
conectores entre distintas áreas verdes. “La ecología urbana puede ayudar a
diseñar redes de parques.

 

Es
decir, en lugar de grandes parques aislados, es preferible pequeños parques
conectados entre sí por áreas verdes o matorrales que actúan como conectores
para las aves.

 

El
ejemplo más característico es la ciudad de Bonn, reconstruida después de la II
guerra Mundial, con casa bajas y muchos microparques conectados”, explica
Daniel Patón. “La ecología urbana nos permite, además, entender los sistemas
naturales, estudiando los artificiales”.

 

 Puede haber incluso mayor diversidad de aves
en zonas urbanas, periurbanas o exurbanas (urbanizaciones en sierras, parcheado
de casas y jardines en el campo) que en ambientes naturales”.

 

Promover
ciudades más atractivas para las aves ayudará en muchos casos a preservar
especies sujetas a figuras de protección como la oropéndola, el pico menor, el
torcecuello, el cárabo y pequeñas rapaces.

 

Sólo
es cuestión de regular el ruido, la densidad de matorrales y la edificación
para que las ciudades sean auténticos ecosistemas para las aves.


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