No
sabemos si lo que pretende el presidente de la Junta de Extremadura es la
continua búsqueda diaria de titulares, o de realizar brindis al sol, en un
intento de convertirse en la estrella política que no fuere, por más amigos que
se buscare para la foto, o asesores que le ofrecen a diario peregrinas ideas que
para nada necesitare Extremadura. Cuando los principales problemas parecen
aparcarse indefinidamente, como si nada le preocuparen: el
paro que no cesa, los recortes que están acabando con el Estado del
Bienestar (sanidad, educación, pensiones, dependencia), la corrupción que no
acaba, la huida de los jóvenes al exterior en busca de pan, la resignación de
una esperanza perdida en la clase política…, que venga ahora a decir que los
mandatos presidenciales en Extremadura se limitan a dos consecutivos, aunque un
presidente que haya dejado de serlo
puede volver en el futuro a asumir la Presidencia, no deja de parecer una
broma de mal gusto, en la que hace perder el tiempo a la Asamblea, al Consejo
Consultivo y al Consejo Económico y Social de Extremadura, y de irritar, más
aún, a una clase media que por días está dejando de serlo.
El reglamento de la Real Federación
Española de Fútbol (RFEF) establece que las copas de la Liga y la Copa del Rey
serán propiedad del equipo que la gane tres veces seguidas o cinco de forma
alterna. ¿Se habrá fijado Monago en esa ley para dejar la puerta abierta a
volver después de dos mandatos consecutivos agotados? Pero, ¿a qué jugamos
aquí? A irse para después volver, como Aznar… ¿Qué estupidez es esta? Y si
esto se aplica a los presidentes, ¿por qué no aplicarlo también a los diputados
de la Asamblea, a los parlamentarios nacionales y a todos los altos cargos de
todas las Administraciones Públicas…?
Tampoco aparece como novedad en su
haber, porque ya otros lo propusieron, y ahora quieren volverse atrás, como
Aznar, el primero en limitar a dos mandatos la presidencia, y que ahora afirma
que «volveré
a ser presidente del Gobierno si el pueblo español me lo pide», o como
el presidente de La Rioja, que ya propuso cambiar el Estatuto para limitar
los mandatos a dos legislaturas cuando lleva cuatro en el poder. ¿Con quién
desea marcar diferencias Monago: con la izquierda, con la derecha, con Rajoy,
con Aznar, que parece que ahora tiene la
puerta abierta más que nunca…?
Sea como fuere, decir, como afirma
que «la
política como medio de vida pertenece al pasado», dígaselo no solo al
presidente extremeño, a cuyas suelas de los zapatos jamás llegare usted, sino a
los diputados que llevan más de cinco legislaturas sentados en la Cámara, o a sus
alcaldes, como Celdrán, que ocupó el sillón municipal de Badajoz durante
dieciocho años; o aplíqueselo a sí mismo, pero no solo como presidente, sino como
político, porque lleva como diputado en la Asamblea desde mayo de 2003, más los
siete que fue concejal en su ciudad, más los tres que fue senador del Reino,
más los cinco que lleva como presidente del PP en Extremadura… Y aplíquese,
también, a sí mismo lo que predica, que dice que incluirá el Estatuto de Altos
Cargos: la obligación de publicar
las declaraciones de bienes y rentas de todos los cargos políticos en un
Portal de la Transparencia y la Colaboración Ciudadana, cuando usted es el
único político en España que no ha publicado la declaración de la renta, y
no se escude en que no lo hace, como aseguró en la anterior legislatura, porque
«yo
al señor Ferreira no le digo ni dónde vivo ni mi DNI ni el de mi familia«,
una carta de presentación que echa por tierra lo que ahora propone, aunque para
curarse en salud ya la haya presentado
en la Asamblea, y diga que está a la
espera de su publicación…
Es decir, que usted, en lugar de ocuparse
de los asuntos que realmente preocupan a los extremeños, ha optado por hacer
una nueva ley en la que se decanta por seguir el ejemplo de aquellos países que
permiten la reelección presidencial inmediata, pero prohíben la reelección
presidencial indefinida, como Argentina o la Federación Rusa, aunque en España
está permitida la reelección presidencial indefinida. Como dice Pérez Royo,
«introducir una limitación por ley es discutible, porque la
elegibilidad de una persona forma parte de la tradición democrática».
Pericles, inventor de la democracia,
fue el primer ciudadano de Atenas durante cuarenta años, según Plutarco. Dio
nombre a su tiempo: el Siglo de Pericles. Fue elegido strategos por la Asamblea desde el 445 hasta el 429 a. d. C. La
ciudadanía lo mantuvo en el cargo durante quince años consecutivos, aunque los strategos no ocupaban el cargo de manera
vitalicia, sino que se elegían anualmente. El primero de los atenienses durante
cuarenta años, fue, sin embargo, destituido de su cargo, juzgado y condenado
por malversación de fondos públicos; pero reelegido strategos en el año 429 a. d. C. ante la amenaza de guerra con
Esparta.
El pueblo es soberano y puede elegir
a un político cuantas veces lo desee, sin limitación alguna. Otra cosa es la
transparencia y el control que hayan de tener los cargos públicos, para no
avergonzarnos de sus fechorías y corruptelas, como ocurre hoy.
Nuestros políticos de hoy cambiarán
las leyes, pero no acabarán con el paro ni con la corrupción, que sí terminará
con las clases medias y bajas, pero no con una casta creada a la luz de una
democracia para el pueblo, pero sin el pueblo, cuyos miembros no lograrán jamás
el reconocimiento que tuvo Pericles por su elocuencia, sagacidad, honradez y
patriotismo, valores tan necesarios en la España actual, en la que los
bolsillos de los gobernantes no son de cristal, como propugnaba el viejo profesor Tierno Galván.