María
escuchaba voces, a menudo, que le hablaban casi siempre del pasado.
Al principio
no le dio mucha importancia, pues en su familia abundaban los casos de
telepatía.
No en vano, su tía Mari Fe presintió la muerte de su
abuelo Víctor cuando este se había embarcado para hacer las Américas y, poco
antes de naufragar, oyó que le
reconvenía sobre lo poco que colaboraba con su abuela en las tareas domésticas.
Pero
últimamente, la misma voz le repetía, o al menos una voz muy parecida en timbre
y tono, con inusitada terquedad: “Tú
serás la próxima”.
A los cuatro
días recibió un burofax de la empresa en que trabajaba notificándole el
despido.