Técula-Mécula

Un postre excepcional para colofón de estas siete, para mí, maravillas de la gastronomía extremeña: La Técula-Mécula.De origen árabe y nombre latino. No del latín culto, sino del vulgar, del que probablemente hablaban legionarios, campesinos y esclavos y cuyo significado es algo así como «(Un pedazo) para tí, (un pedazo) para mí».

Su origen árabe es indiscutible
excepto por uno de sus ingredientes que es, además, el responsable de su
inigualable sabor. Sabido es que a los musulmanes su religión no les permite
consumir cerdo y, ya fuere por la relativa laxitud de las costumbres o por su
descarada transgresión, la receta incluía grasa de cerdo.

Otros afirman que la grasa
utilizada no era de cerdo, sino de vacuno. En cualquier caso, un pajarito me ha
contado que, fuera de la elaboración industrial, en la que se utiliza
normalmente manteca, en la elaboración artesanal, en el ambiente doméstico, se
usa tocino añejo derretido.

Su cuna está en Olivenza, plaza
que perteneció a Portugal hasta principios del S. XIX, por lo que si su origen
es árabe, su procedencia es, sin lugar a dudas, portuguesa.

Cuentan que la receta estuvo
perdida hasta 1930, año en que alguien la recuperó del recetario de la
bisabuela y la cedió a una pastelería oliventina que la volvió a poner en
circulación.

Dicen que la receta original
sigue siendo un secreto, que si el tocino añejo, que si tantas yemas y
nosecuantos huevos enteros, que si azúcar blanca o morena, que si la base es
hojaldre o masa quebrada… en fin, como todo, en cada casa, una receta.

También las monjas del convento
de Garrovillas elaboran, mediante encargo, una tarta muy, muy parecida.

Se trata, a grandes rasgos de una
base muy fina de hojaldre rellena con una masa de almendras y huevo y
recubierta con un capa de huevos moles.

En internet hay multitud de
recetas. Como no soy repostero, no me atrevo a destacar ninguna. No obstante,
si alguien me la solicitase, no tendría ningún reparo en aconsejarle algún blog
que la haya publicado, los hay a docenas.