«La mitad del mundo se muere de hambre y la otra mitad del colesterol», lo dijo el loco de la colina el otro día en la radio y es una síntesis perfecta del statu quo, al menos yo no puedo estar más de acuerdo con tan pragmática aseveración.
La sopa boba a nadie quema en los labios, pero hay veces que alimenta a demasiados inútiles.
Yo soy yo y mis circunstancias, si además estas son adversas, contribuyen lamentablemente a demostrarlo.