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CORRALES DE COMEDIA

OPINIÓN
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Cuando yo era pequeño, en varios corralones de mi
pueblo se representaban obras de teatro. ¿Cómo había perdurado esa costumbre a
lo largo de casi cuatrocientos años, y luego desapareció completamente con
aquel cambio brusco que llamamos el “desarrollismo europeo de los años sesenta”
del siglo XX?

Los corrales
de comedia
fueron un modelo de recintos para la representación teatral que
surgen en el siglo XVI, se desarrollan principalmente en el siglo XVII,
perviviendo en el XVIII (y residualmente dos siglos más).

Venían a ser grandes patios interiores de edificios
vecinales, posadas y mesones propios de las grandes ciudades españolas, y en
las zonas rurales corralones de casas de labriegos. Allí se ponía en escena la
dramaturgia del Siglo de Oro español, siendo los autores más representados Lope
de Vega, Calderón de la Barca y Tirso de Molina, pasándose de la tragedia al
drama, a la comedia, y de la representación religiosa a las obras profanas,
ganando variedad, desenfado y adeptos la representación pública.

En cierto modo, cumplían una función de
socialización, de encuentro vecinal, llegando incluso a ser una especie de
“foro de opinión”, fundiendo lo que se representaba con lo que se vivía, algo
no podía ser del agrado de las autoridades, aunque Felipe III y Felipe IV los
apoyaron decididamente.

Oficialmente se decreta el cierre de estos corrales
de comedia en el siglo XVIII, dando paso a los edificios específicos de
representación, a la manera italiana, primero de tipología renacentista y luego
barroca y rococó, algunos de gran vistosidad y lujosa monumentalidad.

Famosos fueron en la Edad Moderna los corrales de Valladolid, Valencia, Toledo,
Granada
…, si bien destacaban los de Madrid,
y dentro de la capital el popular Corral de la Pacheca, administrado
por la Cofradía de la Pasión, institución de beneficencia pública, que obtenía
importantes recursos de las representaciones teatrales. A él sucedió en
importancia el Corral del Príncipe, cercano al anterior, que pasa a
remodelarse en 1745, llamándose Teatro del Príncipe; en 1802 -tras incendiarse-
se convierte en el Teatro Español, entrando en funcionamiento en 1849, y
manteniéndose con remodelaciones hasta la actualidad.

De esa época gloriosa de la Edad Moderna se
conservan aún instalaciones parciales, como el Corral de Comedias de Alcalá de
Henares
, pero sobre todo permanece completo el Corral de Comedias de Almagro
(en la provincia de Ciudad Real). En él, anualmente se celebra el Festival
Internacional de Teatro Clásico de Almagro, además de estar abierto a la visita
turístico-cultural todo el año.

La frescura, espontaneidad, mezcla de grupos
sociales que se daban en los corrales de comedias, se perdieron en los teatros
aparatosos de los siglos XIX y XX. Pero en los pueblos, nuestros pueblos
pequeños y olvidados, se conservaron con su frescura y espontaneidad, incluso
en los años oscuros del franquismo.

Llevábamos nuestras sillas de casa, y llenábamos de
algarabía los corrales de piedra y tierra de la vecindad, disfrutando con el
voluntarioso hacer de unas compañías nómadas que improvisaban actuaciones, con
base a unos libretos que heredaron de nuestra época brillante, la del Siglo de
Oro y de la Ilustración.

La modernidad del “desarrollismo” fue haciendo que
esta afición comunitaria se reemplazara por otras diversiones. El cine y la
televisión ocuparon el hueco de aquellos corralones y su bullicio comunitario,
popular. Hoy en día, con los ordenadores, los superteléfonos/supertodos, etc.,
las nuevas generaciones ni podrán imaginarse lo que supusieron esos recintos
tan humildes y aquellas comedias que encendían nuestras vidas.

http://moisescayetanorosado.blogspot.com


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