Van Gogh, vestido de torero, aparece con un esparadrapo en la oreja, como premio seguramente a la “faena” pictórica que había realizado. Este es uno de los cuadros que expone hasta después de Semana Santa, Carmelo Arribas, en el Jazz bar de Mérida.
Aparte de un estilo en el que prima el surrealismo, el pintor desea, que
además de contemplar la factura realista
de las figuras, ¡qué chula¡, comentaba una chica que los contemplaba con una
cerveza en la mano, que el espectador se
convierta en cómplice, “leyendo” el cuadro, ya sea descubriendo el enigma, del por qué el
caballero del Greco, se lleva la mano al pecho, “Me han matado”, como el
significado de la carta en la que el “rey de oros”, paga a la sota de copas, de la barra americana. El título, que engloba
la muestra es; “Todo a cien” ,
porque todos los cuadros, grandes,
pequeños, enmarcados o no, cuestan lo
mismo, el arte no tiene precio, pero además en época de crisis, están rebajados
por varios motivos, el más importante es
para que a todo el que le guste un cuadro pueda llevárselo por poco
dinero.