El cáncer de colon es el tumor maligno de mayor incidencia en España. Cada año se diagnostican más de 25.000 casos nuevos y es responsable de cerca de 14.000 fallecimientos anuales.El cáncer de colon se puede curar en más del 90% de los casos si se detecta precozmente.
Las pruebas de detección del cáncer colorrectal que se hacen regularmente son una de las armas más poderosas para prevenir el cáncer colorrectal. Las pruebas de detección se realizan como parte del proceso de determinar la presencia de cáncer o precáncer en las personas que no presentan ningún síntoma de la enfermedad.
Desde el momento en que las primeras células anormales comienzan a crecer para convertirse en pólipos, usualmente transcurren aproximadamente de 10 a 15 años para que éstas se transformen en cáncer colorrectal. En muchos casos, las pruebas de detección que se hacen regularmente pueden prevenir el cáncer colorrectal por completo. Esto se debe a que la mayoría de los pólipos pueden ser encontrados y extirpados antes de que tengan la oportunidad de convertirse en cáncer. Las pruebas de detección también pueden encontrar la enfermedad en sus etapas iniciales, cuando es altamente curable.
Las personas que no han identificado factores de riesgo (que no sea la edad) deben comenzar las pruebas de detección regulares a los 50 años de edad. Sin embargo, las personas que tengan antecedentes familiares u otros factores de riesgo de pólipos o cáncer colorrectal, como la enfermedad inflamatoria intestinal, deben hablar con sus médicos sobre la necesidad de comenzar las pruebas a una edad más temprana y/o hacerse las pruebas con más frecuencia (lea nuestras guías de detección en la sección “Recomendaciones de la Sociedad Americana Contra El Cáncer para la detección temprana del cáncer colorrectal”).
Pruebas genéticas, pruebas de detección y tratamiento para personas con antecedentes familiares significativos
Si usted tiene un antecedente familiar significativo de pólipos o de cáncer colorrectal, debe hablar con su médico sobre la asesoría genética para revisar su árbol médico familiar, determinar la probabilidad de que usted tenga uno de estos síndromes, y dialogar sobre si es apropiado o no someterse a pruebas genéticas. Esto también puede ayudarle a decidir si toma medidas para prevenir el cáncer de colon, por ejemplo, hacerse las pruebas de detección y recibir tratamiento a una edad temprana.
Antes de someterse a pruebas genéticas, es importante conocer con anticipación qué pueden y qué no pueden indicar los resultados sobre su riesgo. Las pruebas genéticas no son perfectas, y en algunos casos es posible que las pruebas no provean respuestas claras. Por esta razón es crucial reunirse con un asesor genético o un profesional de genética de cáncer de tal manera que se puede decir si usted debe o no someterse a las mismas. Para más información, consulte nuestro documento Genetic Testing: What You Need to Know. .
Las pruebas genéticas pueden ayudar a determinar si los miembros de ciertas familias han heredado un alto riesgo de cáncer colorrectal debido a síndromes como poliposis adenomatosa familiar (FAP) o cáncer colorrectal hereditario no asociado a poliposis (HNPCC). Todos los miembros de una familia que se conoce que tienen una forma de cáncer colorrectal hereditario deben comenzar las pruebas de detección temprana a una edad temprana y hacérselas con frecuencia, sin hacerse las pruebas genéticas. Si las pruebas genéticas se realizan para una mutación conocida dentro de una familia, los miembros de esa familia sin el gen mutado pueden hacerse las pruebas de detección a la misma edad y frecuencia que las personas en riesgo promedio.
Cuando se está considerando si las pruebas pudieran ser apropiadas, un asesor genético tratará de obtener una perspectiva detallada de su antecedente familiar. Por ejemplo, los médicos han encontrado que muchas familias con HNPCC tienden a tener ciertas características:
- Al menos tres familiares padecen cáncer colorrectal.
- Uno debe ser un familiar de primer grado (padres, hermanos o hijos) de los otros dos parientes.
- Al menos dos generaciones sucesivas están involucradas.
- En uno de estos familiares el cáncer se presentó antes de los 50 años de edad.
A éstos se les llama criterios Amsterdam. Si éste es el caso en su familia, sería recomendable obtener asesoría genética. Sin embargo, aun cuando su antecedente familiar está dentro del criterio Amsterdam, esto no siempre significa que usted tenga HNPCC. Sólo alrededor de la mitad de las familias que tienen el criterio Amsterdam tienen HNPCC. La otra mitad no lo tiene, y aunque su tasa de cáncer colorrectal es casi el doble de alta que lo normal, no es tan alta como el de las personas con HNPCC. Por otro lado, muchas familias con HNPCC no reúnen el criterio Amsterdam.
Un segundo grupo de criterios, llamados guías revisadas de Bethesda, son usados para determinar si una persona con cáncer colorrectal debe someterse a pruebas para detectar si el cáncer tiene cambios genéticos que son vistos en los casos de HNPCC. Estos criterios incluyen al menos uno de los siguientes:
- La persona es menor de 50 años.
- La persona tiene o ha tenido un segundo cáncer colorrectal u otro cáncer (endometrio, estómago, páncreas, intestino delgado, ovario, riñón, encéfalo, uréteres o vías biliares) que está asociado con HNPCC.
- La persona es menor de 60 años y el cáncer tiene ciertas características del HNPCC observadas en el microscopio o con otras pruebas de laboratorio.
- La persona tiene un familiar de primer grado menor de 50 años y diagnosticado con cáncer colorrectal u otro cáncer frecuente en quienes tienen HNPCC (endometrio, estómago, páncreas, intestino delgado, ovario, riñón, encéfalo, uréteres, vías biliares).
- La persona tiene dos o más familiares de primer o segundo grado que tuvieron cáncer colorrectal o un cáncer asociado a HNPCC a cualquier edad (los familiares de segundo grado incluyen a tías, tíos, abuelos, sobrinas, sobrinos y nietos).
Si una persona con cáncer colorrectal cumple con los criterios Bethesda, se recomiendan pruebas genéticas para determinar si hay una mutación genética asociada con HNPCC hereditario. A pesar de esto, la mayoría de las personas que cumplen con el criterio Bethesda no tienen HNPCC, y no todas las familias con HNPCC reúnen cualquiera de los requisitos mencionados.
Incluso si usted no tiene cáncer, puede que su médico sospeche que el HNPCC abunda en su familia basándose en los casos de cáncer colorrectal y otros cánceres asociados con este síndrome que afectan a sus familiares. En ese caso, puede que su médico recomiende asesoría genética para evaluar su riesgo.
El riesgo de cáncer colorrectal en el transcurso de la vida de una persona que tiene una mutación HNPCC puede ser tan alto como 80%. En las familias que se conoce tienen la mutación genética HNPCC, los médicos recomiendan que los familiares que han dado positivo a las pruebas para la mutación y aquellos que no se han sometido a las pruebas deben comenzar las pruebas de detección con colonoscopia durante los primeros años después de haber cumplido 20 años de edad con el fin de remover cualquier pólipo y encontrar cualquier cáncer en la etapa más temprana posible (lea la sección “¿Se pueden encontrar los pólipos y el cáncer colorrectal en sus etapas iniciales?”). A las personas que se sabe tienen una de las mutaciones genéticas también se les puede ofrecer la opción de remover la mayor parte del colon.
La asesoría y las pruebas genéticas también están disponibles para las personas con riesgo de FAP. El riesgo de estas personas de padecer cáncer colorrectal durante sus vidas es de casi 100% y en la mayoría de los casos se origina antes de cumplir 40 años. Las personas que dieron positivo a la prueba para el cambio genético asociado con FAP deben comenzar la colonoscopia durante la adolescencia (lea la sección “¿Se pueden encontrar los pólipos y el cáncer colorrectal en sus etapas iniciales?”. La mayoría de los médicos recomienda que se sometan a una cirugía de extirpación del colon entre los veinte y veintinueve años de edad para evitar la formación del cáncer.
Alimentación, ejercicio y peso corporal
Usted puede disminuir su riesgo de padecer cáncer colorrectal vigilando aquellos factores de riesgo que pueden controlarse, como por ejemplo su alimentación y actividad física.
La mayoría de los estudios reportan que el sobrepeso y la obesidad aumentan el riesgo de cáncer colorrectal tanto en los hombres como en las mujeres, aunque esta asociación parece ser mayor entre los hombres. Tener más grasa abdominal (es decir, en el área del estómago acrecentando la cintura), también se ha asociado con el cáncer colorrectal.
En general, una alimentación con un alto contenido de frutas, verduras y granos integrales (y con un bajo contenido de carnes rojas y procesadas) se ha asociado con una disminución del riesgo del cáncer colorrectal, aunque no ha quedado precisamente claro cuáles factores son importantes. Muchos estudios han encontrado una relación entre el consumo de carnes rojas o procesadas, y un mayor riesgo de cáncer colorrectal.
Los estudios muestran una disminución del riesgo de cáncer colorrectal y pólipos al incrementar los niveles de actividad física. La actividad moderada de forma habitual disminuye el riesgo, pero la actividad vigorosa puede tener un beneficio incluso mayor.
En años recientes, algunos estudios grandes han sugerido que puede que la fibra en la alimentación, especialmente de granos integrales, disminuya el riesgo de cáncer colorrectal. Se sigue realizando investigación sobre este asunto.
Varios estudios han reportado un mayor riesgo de cáncer colorrectal debido a un aumento en el consumo de bebidas con alcohol, especialmente entre los hombres.
Por ahora, la mejor recomendación sobre dieta y actividad física para posiblemente reducir el riesgo de cáncer colorrectal consiste en:
- Aumentar la intensidad y cantidad de la actividad física.
- Limitar el consumo de carnes rojas y procesadas.
- Obtener los niveles recomendados de calcio y vitamina D (refiérase a la información a continuación).
- Comer más frutas y verduras.
- Evitar la obesidad y el aumento de peso alrededor de la sección media del cuerpo.
- Evitar el consumo excesivo de alcohol.
Para más información sobre la alimentación y la actividad física, consulte nuestro documento Guías de la Sociedad Americana Contra El Cáncer sobre nutrición y actividad física para la prevención del cáncer.
Vitaminas, calcio y magnesio
Algunos estudios indican que, si se toma diariamente un complejo multivitamínico que contenga ácido fólico o folato, se puede reducir el riesgo de padecer cáncer colorrectal. Sin embargo, no todos los estudios han encontrado esto. De hecho, algunos estudios han sugerido que el ácido fólico pudiera ayudar a crecer a los tumores. Aún se necesita realizar más investigación al respecto.
No obstante, algunos estudios han sugerido que la vitamina D (la cual se puede obtener mediante la exposición al sol, ciertos alimentos o mediante una pastilla de vitamina) puede reducir el riesgo de cáncer colorrectal. Debido a la preocupación de que la exposición excesiva al sol puede causar cáncer de piel, actualmente la mayoría de los expertos no recomienda esta forma de reducir el riesgo de cáncer colorrectal.
Otros estudios indican que el aumento de la ingestión de calcio podría reducir el riesgo de cáncer colorrectal. El calcio es importante por varias razones de salud además de los posibles efectos en el riesgo de cáncer. Pero debido al posible aumento del riesgo de cáncer de próstata entre hombres con un consumo alto de calcio, la Sociedad Americana Contra El Cáncer no recomienda aumentar el consumo de calcio específicamente con la intención de reducir el riesgo de cáncer colorrectal.
Es posible que la vitamina D y el calcio funcionen juntos para reducir el riesgo de cáncer colorrectal, ya que la vitamina D ayuda a que el cuerpo absorba el calcio. Aun así, no todos los estudios han encontrado que los complementos de estos nutrientes reduzcan el riesgo.
Varios estudios han analizado una posible asociación entre una alimentación alta en magnesio y un riesgo reducido de cáncer colorrectal. Algunos, pero no todos, de estos estudios han encontrado un vínculo, especialmente entre mujeres. Se necesitan más investigaciones para determinar si este vínculo existe.
Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos
Muchos estudios han encontrado que las personas que usan regularmente aspirina y otros medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (NSAID, por sus siglas en inglés), tales como ibuprofén (Motrin®, Advil®) y naproxeno (Aleve®), tienen menos riesgo de padecer cáncer colorrectal y de pólipos adenomatosos. La mayoría de estos estudios analizaron a las personas que tomaron estos medicamentos por razones, tal como el tratamiento de la artritis o para prevenir ataques cardiacos. Otros estudios más contundentes han proporcionado evidencia de que la aspirina puede prevenir el crecimiento de pólipos en las personas que recibieron tratamiento para el cáncer colorrectal en etapas tempranas o a quienes se les extirparon pólipos.
Sin embargo, la aspirina y otros medicamentos antiinflamatorios no esteroideos pueden causar sangrado que puede ser grave o atentar contra la vida debido a la irritación del estómago, lo que puede superar los beneficios de estos medicamentos en la población general. Por esta razón, los expertos no recomiendan los medicamentos antiinflamatorios no esteroides como estrategia para prevenir el cáncer en las personas que tienen un riesgo promedio de padecer cáncer colorrectal.
Se está estudiando activamente el valor de estos medicamentos para las personas con un riesgo aumentado de cáncer colorrectal. La Food and Drug Administration (FDA) aprobó el uso de Celecoxib (Celebrex®) para reducir la formación de pólipos en personas que padecen poliposis adenomatosa familiar (FAP). Este medicamento puede causar menos sangrado en el estómago en comparación con los medicamentos antiinflamatorios no esteroides, aunque puede aumentar el riesgo de ataques cardiacos y ataques al cerebro.
La aspirina y otros medicamentos antiinflamatorios no esteroides pueden causar graves efectos secundarios. Por lo tanto, consulte con su médico antes de comenzar a tomar cualquiera de ellos regularmente.
Hormonas femeninas
El estrógeno y progesterona después de la menopausia (lo que a veces se le llama terapia hormonal en la menopausia o terapia de restitución hormonal combinada) puede reducir el riesgo de cáncer colorrectal en las mujeres que han pasado por la menopausia, aunque los cánceres encontrados en las mujeres que reciben estas hormonas después de la menopausia pueden estar en una etapa más avanzada. Tomar estrógeno y progesterona después de la menopausia también reduce el riesgo de osteoporosis (pérdida de densidad en los huesos), pero también puede aumentar el riesgo de enfermedad cardiaca, coágulos sanguíneos y cánceres de seno y pulmón en la mujer.
La decisión de usar terapia hormonal en la menopausia se debe basar en la discusión detallada con su médico sobre los posibles beneficios y los riesgos pertinentes.
Algunos estudios han encontrado que el uso de píldoras anticonceptivas (pastillas para el control de la natalidad) puede reducir el riesgo de cáncer colorrectal en las mujeres. Se necesitan más investigaciones para confirmar este vínculo.