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Editorial abril

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No quisiéramos parecer agoreros, pero es amarga la verdad y hay que echarla de la boca, en efecto: Hablamos con cualquier hermano de la cofradía de San Huberto, es decir, con un cazador, y no oímos más que lamentaciones y quejas.

No porque
naturaleza sea cicatera y no produzca el elemento fundamental para todo
cazador, que son las piezas; sino por la ineficacia, el estorbo, y las mil
dificultades que nos pone en el camino esta Administración “autonómica”, que
seguramente lo hace con la mejor intención del mundo, pero que ni adrede
dificultaría más la sencilla labor del hombre que se ciñe la canana y ase la
“herramienta” unos cuantos días al año para traer a casa un par de piezas. El
año pasado hubo en alguna localidad de Badajoz una reunión de representantes
del
  sector y luego otra en Casar de
Cáceres…¿y? Creemos en la mejor intención de la nueva directiva de la
Federación, cuyo timón maneja ese joven, afable y excelente
  representante que es José Mª Gallardo, les
deseamos todos
  los éxitos del mundo, que
redundarán en bien del actual, y triste, panorama de la caza, de la caza chica,
se entiende. Hay tanto que hacer…pues arrimemos el hombro lo que nos sea
posible; defendámonos de los virulentos ataques de los ignorantes y los
ecolatristas,
  y demos a la
Administración la tabarra para que nos deje llenar nuestros campos de perdices,
liebres y conejos. Que en otras regiones sucede, hombre, no es utopía. Vamos
allá.


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