Un nutrido grupo de placentinos, amantes de la naturaleza y de lo que ésta guarda entre sus follajes o bajo su epidermis, realizó recientemente una visita al poblado vettón de “El Berrocalillo”, situado en la margen izquierda del río Jerte, sobre un montículo que es toda una atalaya natural, desde donde se divisan numerosos términos municipales. La visita estuvo organizada por la Universidad Popular de Plasencia y la asociación placentina “Pedro de Trejo”.
Como guía, intervino el “esparraguero” (natural de Valdeobispo) Jaime Río-Miranda Alcón, diplomado en arqueología y numismática hispánica por la Universidad de Barcelona y de sobra conocido en los ámbitos arqueológicos, bien fuere por sus muchas publicaciones o por los interesantes estudios sobre la ciudad romana de Cáparra, que han ido viendo la luz en sucesivas ediciones. Actualmente, este reputado investigador anda trabajando sobre un nuevo libro acerca de dicha ciudad, poniendo de relieve sus grandes y acertados conocimientos y reflexiones sobre estas ruinas que se levantan en torno a la Vía de la Plata, en los términos municipales de Guijo de Granadilla y Oliva de Plasencia. Una de sus publicaciones es concretamente “El castro vettón del Berrocalillo”, realizado en colaboración con su mujer, María Gª Iglesias Domínguez.
VERRACO
Durante esta visita, Jaime Río-Miranda fue mostrando a los asistentes los restos de torreones y puertas de los dos recintos amurallados que tuvo este poblado de la Edad del Hierro, integrado de lleno en el área vetona. Impartió precisas explicaciones sobre los muchos vestigios que se desparraman por todo el área arqueológica, donde se aprecian restos de viviendas circulares y rectangulares, corralones, fragmentos cerámicos y de molinos circulares. Incluso pudieron observar un verraco destrozado, sin pedestal, que es todo un símbolo de la cultura vetona, tal vez relacionado con determinados rituales funerarios y protectores de sus cabañas ganaderas.
Tanto el guía como los visitantes lamentaron que un asentamiento protohistórico tan interesante y situado a las puertas de la ciudad de Plasencia no se haya excavado en condiciones, estando actualmente cubierto por toda una selva de escobones y zarzas. De este poblado, que viene a ocupar unas 55 hectáreas y que debió albergar, según Jaime Río-Miranda, a unas 700 personas, han salido, en hallazgos casuales, lotes de utillaje agrícola, placas de cinturones, fíbulas de bronce y otras piezas, depositadas la mayor parte de ellas en el Museo Provincial de Cáceres.