Moliére escribió una ingeniosa comedia con sátira a dos bandas, contra los “im-pacientes” aprensivos y contra los “!matasanos interesados”, que el autor francés sufrió bastante por su frágil salud; él interpretó como protagonista tan bien su enfermo imaginario, que cuando llegó la escena del supuesto moribundo, se compenetró tanto con él, que parece que murió con las zapatillas puestas sobre las tablas y vestido con su malhadado traje amarillo, según cuenta la tradición teatral.
![EL ENFERMO IMAGINARIO: DIVERTIDOTEATRO-CIRCO [Img #37047]](upload/img/periodico/img_37047.jpg)
Esta segunda trama amorosa, muy sobredimensionada, aunque bien enlazada con la principal de su supuesta enfermedad, que intentaba curar con docenas de pastillas y lavativas y que le dejaban postrado en su velocísimo sillón, que cruzaba meteóricamente la escena, empujado por unos y por otros, acaparó la atención del espectador, atraído por la simpática actuación de la pechugona y bailona madre, otro travesti o transexual buen actor y por el pretendiente de la oposición, guitarrista y aficionado al cante hondo, un verdadero cromo.
Abundaron muchos momentos musicales como enlaces entre escenas y para avivar el intensísimo ritmo o muy pocas veces amansarlo; así como un buen manejo luminotécnico con juegos de luces nocturnos; así como lucieron unos muy originales y actualizados trajes, alguno comprado en El requeté, acordes con otros anacronismos como el uso de móviles o linternas, y otras alusiones a la ciudad cacereña.
En fin, el numeroso público se carcajeó grandemente y por tanto se regocijó alegremente con estos simpáticos canarios que, se rieron muy graciosamente de falsos pacientes, interesados médicos y casamenteras criadas con una troupe tan disparatada y ocurrente; al final les dispensaron una muy cerrada ovación.






