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Ramón Barea encarna mañana a San Agustín en la plaza de las Veletas

CULTURA
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El actor Ramón Barea, acompañado de un saxofonista, se mete mañana en la piel de San Agustín para representar ‘Las Confesiones de San Agustín’ en la plaza de las Veletas a las 22.30 en el marco de la sección Clásicos inmortales del 25 Festival de Teatro Clásico de Cáceres. El montaje está dirigido por Juan Carlo Pérez de la Fuente y con una versión de Luis Alberto de Cuenca.

[Img #37149]Aurelius Augustinus o Aurelio Agustín nace en Tagaste, hoy Suq Ahras, el 13 de noviembre de   354   y muere en Hipona, hoy Annaba en 430, ambas ciudades del norte de África, que corresponden a la actual Argelia. Monje, obispo de Hipona y doctor de la Iglesia, su figura trasciende la historia de la Iglesia y la doctrina religiosa. Descrito   con   frecuencia   como   el   primer   hombre moderno, protagoniza una de las biografías que más impactan  de  entre todas  cuantas  se hayan  escrito  y  es, asimismo, uno de los pensadores de más influencia de la civilización occidental.

 

El nombre de San Agustín ha pasado a la historia de la literatura como creador de un género original, entre la autobiografía y las memorias, que podríamos llamar autobiografía espiritual. No hay nada semejante en la Antigüedad clásica.

 

Confesiones es el primer libro de filosofía y pedagogía de la historia. Y una de las grandes obras de la creación literaria universal.

 

¿Qué son las Confesiones? “Un itinerario, una peregrinación  tortuosa,  un  diálogo  apasionado, inquisitivo, un descenso ‘al abismo de la conciencia humana’ hasta encontrar el fundamento de su vida” explica el director de Las Confesiones de San Agustín, Juan Carlos Pérez de la Fuente.

 

“Agustín, es el primer navegante y buceador de los mundos oscuros del yo interior, de la conciencia. Su obra no es un mero ejercicio filosófico-dialéctico. Es un combate existencial: un problema que vive, que le afecta y que quiere resolver. Las  Confesiones  son  una  obra  histórica  que  narra  el hecho central de su vida: la conversión al cristinianismo en 387.   Es   una   triple   conversión:   psicológica,   moral   y espiritual  o  teológica.  Es  un  cambio  en  su  manera  de pensar, de vivir y de ser”, añade Pérez de la Fuente.

 

En el análisis de este hombre interior y exterior y en la lucha entre ambos está todo el mordiente de esta obra. Con Las Confesiones de San Agustín se aborda un género   no   conocido   en   su   época   que  se puede  llamar autobiografía espiritual.

 

Adentrarnos en las Confesiones de San Agustín a la luz del teatro supone un itinerario, una peregrinación tortuosa, un diálogo apasionado,  inquisitivo,  un  descenso  “al abismo  de  la  conciencia humana” hasta encontrar el fundamento de su vida.

 

San Agustín, descrito con frecuencia como el primer hombre moderno, es el primer navegante y buceador de los mundos oscuros del yo interior, de la conciencia. Su obra no es un mero ejercicio filosófico-dialéctico.  Es  un  combate  existencial:  un  problema  que vive,  que  le  afecta  y  que  quiere  resolver.  En  el  análisis  de  este hombre interior y exterior y en la lucha entre ambos está todo el mordiente de esta obra. De ahí su vigencia en este siglo XXI.

 

A partir de los libros X y XI de las Confesiones, esta propuesta, acompañada de la música en directo del saxofonista Alberto Guio, guarda cierto paralelismo con la propia experiencia del actor Gerard Depardieu que fue quien la llevó por vez primera a escena. En su caso, llegó incluso a declarar: «Amo de San Agustín su amor por la vida, su espíritu de apertura, su voluntad de descubrir lo desconocido. Me siento un ignorante iluminado, un inocente».


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