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ESPECTACULARES “AMISTADES PELIGROSAS”

CULTURA
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La Compañía Metatarso Producciones, en la fría noche de Las Veletas nos dejó una sensación de helador desconcierto ante un tremendo laberinto de celos, traiciones, amores y odios: un vertiginoso libertinaje de pasiones perversas, difícilmente enlazadas por una difusa dramaturgia de predominante narración epistolar, con diálogos o confidencias que tan pronto hablaban por el micro como al vivo o a una baja proyección de voz, que distorsionaba bastante la atención del respetable.

[Img #37211]Sí quedó muy claramente reflejada la decadencia de una aristocracia en franca degeneración, al carecer de valores, salvo el de poseer y gozar al otro sexo compulsivamente, sin reparar si se trata de hacerlo con una linda adolescente, como Celine, o con una adulta de firmes principios morales , como la señora de Tourvel, bien interpretada por Iria del Río.

 

La pareja aristocrática y maligna la representaron la apasionadamente fría, calculadora e hipócrita Marquesa de Merteuil, perfectamente encarnada por la gran actriz Carmen Conesa y el poderoso don Juan, que mueve todos los hilos seductores, el apuesto y orgulloso vizconde de Valmont, o sea muy bien interpretado por el interesante y arrollador Cristóbal Suárez, muy consciente de que su pasión desenfrenada puede abatir cualquier resistencia, pese a que se va mascando un desastroso final, realmente diabólico, en el que se suicida la sufrida víctima mayor, que después de meterse a monja, se suicida y el protagonista Valmont cae víctima del florete del joven enamorado de Cecile.

 

 Este desastroso desenlace encierra sin duda una lección de ejemplarizante moral,. Al comprender adonde conduce tanta amoralidad, sin ser sustituida por honestos valores; parece presagiar dicho final que cumplía la llegada de la Revolución Francesa para limpiar tanta inmundicia aristocrática.

 

          El director Darío Facal supo imprimir un ritmo crecientemente vivo, sostenido en parte por la música en vivo, que iba desde un suave piano hasta un trepidante rock duro, reforzado por un conjunto de luces deslumbrantes, que todo mezclado generaba una notable confusión y temor tenso en los silenciosos espectadores, que prodigaron cariacontecidos unos tímidos aplausos.

 


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