Digital Extremadura
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El espectáculo átono de la actualidad

cada día me resulta más aburrido y previsible.

Vendedores de humo rivalizan en las ondas y los cátodos.

Apenas se sonrojan cuando insisten tercamente

en las bondades de una opinión mercenaria,

tal que un mágico crecepelo.

Sus premisas suelen ser lugares comunes

 llenos de palabras ajadas,

desgastadas por un uso del que abusan

 en procaz sobreactuación.

 ¿Quién dirige este teatro de libelos

y quién sabe porqué misteriosa razón se preocupan

unánimemente, y a la vez, todos de las mismas cosas?

Me temo que la respuesta no está en el viento

pues al menos este sopla en más de una dirección.

Ellos, sin embargo, se comportan

como si el mundo fuera un monopolio de noticias

 y eligieran por nosotros la agraciada,

casi siempre desgraciada, que nos deba interesar.

 

 


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