No sería mala idea que el caminante que ansía despejar su vista ante los luengos horizontes aprovechar este bonancible otoño para estirar los pies por los montes de Tras la Sierra, a caballo entre las comarcas del Valle del Ambroz y el Valle del Jerte. Hay que resollar para encaramarse en esas cimas que rodean al pueblo de El Torno, ya sea “El Pitoleru”, con sus 1350 metros, o “La Cabeza del Santu” (1475 metros), o “El Ceburnal” (1589 metros), o el más alto de todos: “Loh Camóchuh de la Gama”, cuya cúspide se eleva a los 1830 metros.
El lugar de El Torno se agazapa más abajo, sobre unos 769 metros sobre el nivel del mar. Un pueblo nacido en la Alta Edad Media y auténtico balcón para extender los ojos sobre los batolitos graníticos, los bosques de robles y castaños, los plantíos de cerezos y los huertecillos que salpican esas serranías. Y a no muchos tiros de ballesta de la población, aparece ante los ojos del caminante “El Mirador de la Memoria”, donde se erigen varias y doloridas figuras humanas, obra del escultor Francisco Cedenilla Carrasco y dedicada a los olvidados de la Guerra y la Dictadura. Se inauguró en 2008 y, al poco tiempo, con nocturnidad y alevosía, fue tiroteada por algunos ultramontanos, añorantes de tristes y sangrantes etapas de nuestra historia. Los agujeros de las balas permanecen sobre el grupo escultórico. Francisco Cedenilla así lo ha querido, pues realzan aún más la barbarie y la represión que llevan implícitas las angustiadas figuras humanas.
GUERRILLA ANTIFRANQUISTA
Recientemente, la gente de CNT-Cáceres Norte y varios miembros de la asociación “Jóvenes del Jerte” hicieron ondear sus banderas rojinegras a las sombras del “Mirador de la Memoria”. Una jornada que ya cumple su tercer aniversario y que se celebra para homenajear a la Guerrilla Antifranquista y pedir que se haga de una vez justicia con los republicanos que aún yacen en barrancos y cunetas. Los mayores de estos pueblos serranos cuentan muchas historias sobre estos guerrilleros, que mantuvieron en jaque a las fuerzas represoras franquistas a lo largo de la posguerra. Incluso se conserva el topónimo de “El Canchal del maquis” (también se conocían por “maquis” a estos republicanos opuestos a la dictadura del general Franco).
El largo centenar de asistentes participó de una comida solidaria y autogestionada en el paraje de “Las Vaquerizas”, a la sombra del llamado “Castaño de Dulce Chacón” o de “La Libertad”. La jornada transcurrió entre las notas de “A las barricadas”, “La Internacional” o el “Himno de Riego”, interpretadas magistralmente por el tamborilero Luis Blanco Hernández. No faltaron las enardecedoras palabras de Alejandro Vázquez, de 83 años, natural de Baños de Montemayor y que fue, siendo un adolescente, enlace de la guerrilla. También intervino Manolo Robles, torniego y referencia obligada para todo caminante para conocer el museo etnográfico y los chozos de piedra que salpican esos parajes. Se hizo notar, igualmente, la presencia de “Mujeres Libres de Extremadura”, del grupo “Camocho Libre” y del Ateneo Libertario de Piornal.