Digital Extremadura

VELEZ: MENOS ADULADORES

OPINIÓN
Comparte en redes sociales

No mirar atrás. No es aconsejable cuando se está en política activa sin el preceptivo examen de conciencia, el arrepentimiento de los pecados y mantener una confesión duradera con un sacerdote que no conozca la historia, esa que siempre vuelve para poner las cosas en su sitio. Pero a Antonio Vélez Sánchez, ex alcalde de Mérida y actual concejal del SIEx en el Ayuntamiento capitalino, además de cabeza de lista para las municipales de 2015, le asustan las iglesias y los sacerdotes, cuanto más para confesarse. Él prefiere a los aduladores, a los que tuvo pagados por las arcas municipales que dejó hechas unos zorros, y los de ahora, que le conminan a darle fuerte al Cejas.

 

No hace mucho tiempo que Antonio Vélez Sánchez reclamaba mediáticamente su herencia política. Después de nueve años fuera de la Alcaldía no ha comprendido que se gastó la herencia en caprichos y bobadas, en hacerse fotos con famosos y en invitar a comer a los periodistas de vez en cuando en la antigua Casa Benito. Durante sus mandatos no hubo escritor, actor o político de moda que no pasase por Mérida. Pero venían a llenar el buche. Cómo si no Javier Gurruchaga, de la Orquesta Mondragón, iba a llegar a la capital a dar un pregón de Carnaval. Cómo si no Juan Manuel Serrat iba a cantar dos o tres veces en el Teatro Romano. Cómo si no, y repito, cómo si no, Julio Iglesias iba a dar un concierto en  las Feria y Fiestas de la ciudad. Son solo tres ejemplos poco ejemplares: todo se hizo a golpe de talón.

 

Vélez le hizo la faena a Martín López Heras, primer alcalde socialista de Mérida tras la dictadura, y le agobió de tal manera que éste dimitió. Llegó a la Alcaldía sin ser cabeza de lista, ahora que se habla tanto de primarias, y tuvo la suerte de que en 1982, con Felipe González y Alfonso Guerra en La Moncloa, llegarán las vacas gordas. Pero no supo aprovecharlas. No reformó integralmente un pueblo al que le venía grande la Capitalidad. Gastó y gastó sin ton ni son. Con José Pérez Garrido en el Partido Popular no tuvo nunca adversario. Pérez Garrido no es político. Es un arquitecto técnico ya jubilado y, por encima de todo, muy buena persona. Le venía grande el papel de jefe de la oposición y optó por renunciar a él. Fue digno al menos.

 

Pero con Vélez la capital de Extremadura, que otrora había sido motor indiscutible del tejido industrial extremeño, se apagó. Todas las grandes industrias desaparecieron. Las que quedaron se fueron a Badajoz, donde el malogrado Manuel Rojas sí tenía un proyecto de ciudad. Rojas en la Alcaldía y Portugal a pocos pasos hicieron que el guateque permanente de Vélez se fuera al traste. ¿Qué decir al pueblo entonces en 1995? Que Pedro Acedo, el Cejas, había utilizado Radio Tierra Blanca y su empresa de publicidad para llegar a la Alcaldía.

 

Los emeritenses saben muy bien quién es uno y quién es otro. Por eso sorprende que venga ahora reclamando un papel en la historia que no le corresponde. Pero, ¿qué se puede esperar de una persona que a lo que se dedica actualmente es a pasear a su perrito, mañana y tarde, por el centro de Mérida para ver si alguien le para y le recuerda hazañas pasadas? Se supone que debería estar concentrado en los problemas de la ciudad, el principal el paro, o elaborando el programa electoral del SIEx para 2015, reuniéndose con todos los sectores para buscar conjuntamente soluciones. No. Él, calle Santa Eulalia arriba, calle Sagasta abajo con su mascota.

 

Antonio Vélez Sánchez no acaba de entender, pese a tocar muy bien el piano, que hay que saber leer las partituras y que los tempos son indispensables en la música. Y su tempo está pasado de moda, más con la fuerza que está adquiriendo una formación política que quiere acaparar la extrema izquierda, la izquierda y el centro. No sé cómo se come eso.

 

No mirar atrás. Es lo que le pueden decir en 2015 los emeritenses a Antonio Vélez Sánchez ya que él no es capaz de ser tan digno como lo fue su oponente José Pérez Garrido y dejarlo a tiempo. Aunque seguro que mientras tenga una cohorte de aduladores que le bailen el agua seguirá escribiendo batallitas que únicamente están en su imaginación.


Comparte en redes sociales

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *