Dicen los analistas políticos de la capital del Reino que todos los presidentes de Gobierno sufren el síndrome de la Moncloa. Ese que les hace vislumbrar la realidad de forma que no ven más allá de sus narices. Comentan que les ha ocurrido a todos. Desde Adolfo Suárez, pasando por Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. Los analistas monclovitas son una rara avis que saben muy bien discernir cuándo el mandamás de turno está cuerdo y cuando está delirando.
No voy a decir que el alcalde de Mérida, Pedro Acedo Penco, no conozca su pueblo de adopción (nació en Hornachos) porque sería faltar a la verdad. Pero mi consciente me invita a pensar que ha perdido el norte en lo que se refiere a la estación del AVE en Mérida. La mayoría absoluta de la Asamblea de Extremadura ha puesto en evidencia su metedura de pata.
¿A qué cabeza prodigiosa se le ha ocurrido que la estación del AVE se localice cerca de Esparragalejo? Esto es tanto como decir que Mérida siendo capital se queda sin AVE y que un pueblo muy querido y digno pero con un puñado de miles de habitantes la conseguiría para él.
El primer día que inicié mi colaboración en Digital Extremadura hice una broma sobre que los taxistas se pondrían las botas. Ahora no hay bromas de valgan después de apreciar serenamente que PSOE, PREx-CREx e IU llevan razón, al igual que toda la ciudadanía en general. A mi cuenta de Facebook no dejan de llegar mensajes advirtiendo de la locura que trata de materializar el alcalde emeritense.
Mire usted, señor Acedo, se lo digo con cariño y con respeto, es de una lógica aplastante, como la mayoría absoluta que se puso de acuerdo en la Asamblea, que la estación del AVE vaya junto al Ferial. Los taxistas no se pondrían las botas de igual manera, pero comprenda usted, alcalde y senador, que no están los bolsillos para muchos desplazamientos en coche. Lo normal es que si se desea ganar rapidez en los medios de transporte, sus estaciones estén lo más próximas al casco urbano.
El ex presidente extremeño, Rodríguez Ibarra dio tantas veces la fecha de la implantación del AVE en nuestra región, que a la cuarta nos sonaba a chiste y a la quinta a pitorreo. No venga señor Acedo usted ahora, que se ha logrado el objetivo luchado hasta la saciedad por Ibarra, a querer ser más listo que nadie. Me dice un graduado en Ordenación del Territorio que su propuesta es incomprensible. Y con ser joven el chaval no le quito mérito alguno a su opinión.
Señor Acedo, usted ha metido la pata hasta el corvejón y a usted corresponde sacarla. Reflexione en Mérida o en Madrid, en el parque María Luisa o en el Retiro, y cumpla lo que ha aprobado la Asamblea de Extremadura y lo que le piden los emeritenses en general. Cerrarse en banda no es beneficioso para nadie. Sólo sería perjudicial para usted y beneficioso para la fuerza emergente, como dijere el maestro Félix Pinero, de Podemos o Ganemos.
En una semana no sé cuántas veces lo he dicho ya, los lectores me van a tildar de cansino, pero si hay que repetir las cosas mil veces se hace: en política hay aciertos y fallos. Somos humanos; nadie es perfecto. Lo que sucede es que la política incide en todos los sectores de la sociedad y si ésta falla el sistema se tambalea.
Reconozca su error, dé marcha atrás y aquí paz y luego gloria. No traten de dar argumentos peregrinos, ni usted ni el Grupo Parlamentario Popular en la Asamblea de Extremadura, porque su idea es como aquél que tiene un tío en Graná, que ni tiene tío ni tiene ná.