FRANCISCO ES PURA PARÁBOLA

[Img #39865]“Ante todo, sed personas libres. ¿Qué es lo que quiero decir? Tal vez creamos que la libertad consiste en hacer todo lo que se nos antoja o arriesgarse en experiencias límite para sentirse eufóricos y vencer el aburrimiento. La libertad no es eso. Libertad quiere decir saber reflexionar acerca de lo que hacemos, valorar lo que está bien y lo que está mal, los comportamientos que nos hacen crecer…, elegir siempre el bien. Nosotros somos libres para el bien. Y en esto no tengáis miedo de ir contra corriente, incluso si no es fácil. Ser libres para elegir siempre el bien es fatigoso, pero os hará personas rectas, que saben afrontar la vida, personas con valentía y paciencia”.

Esta reflexión del Papa Francisco, publicada en el libro La Iglesia de la misericordia, es una completa carga de profundidad contra aquellos que critican el Sínodo Extraordinario de la Familia y los resultados del mismo. Francisco ha iniciado una renovación de la Iglesia con este Sínodo, que ha valorado lo que está bien y lo que está mal y ha elegido hacer el bien. Ya era hora de que entrase aire nuevo en el Vaticano. El Papa lleva año y medio en la Cátedra de San Pedro y se propuso cambiar las anquilosadas estructuras de la Iglesia y lo está consiguiendo.

Los más conservadores tratan de minusvalorar la labor de Francisco asegurando que es demasiado progresista. No. Francisco no es progresista, es realista, que puede ser lo mismo o no. Dar cabida en la Iglesia a los divorciados vueltos a casar, a las parejas de hecho y a las uniones homosexuales es adaptarse a los tiempos. Sí, es un reformador, pero eso ya lo sabían los Cardenales que le eligieron en el Cónclave para ser Papa.

A Francisco no le gustan las puertas ni las ventanas cerradas. Quiere ser libre, es libre porque elige el camino del bien por fatigoso que pueda ser, porque no le dan miedo los cambios ni las jerarquías. Él es el Papa, la cabeza de un universo llamado Iglesia formado por muchos millones de personas en el mundo y a todas tiene que dar respuesta. Los que le critican ahora están tan metidos en sus casullas purpuradas que no se paran a pensar que desde Jesucristo hasta hoy el mundo ha cambiado.

Jesús encontró una realidad y tuvo que hablar en parábolas para que el pueblo llano, analfabeto e inculto, entendiera que las estructuras tenían que cambiar y que al final de la vida se podía vencer a la muerte disfrutando con el Padre en el Reino de los Cielos.

Francisco es pura parábola. Hoy en día estamos mejor educados y tenemos más conocimientos de lo que sucedía alrededor de hace dos mil años, pero el Papa habla para todos por igual, sin dejar oveja alguna atrás como hacen los buenos pastores. Francisco es un buen pastor que da segundas, terceras y cuartas oportunidades… Observa los hechos, los analiza y actúa pensando no en sí sino en el conjunto de los católicos. Por eso convocó un Sínodo Extraordinario de la Familia, reuniendo a cerca de quinientas personas, entre ellas 200 obispos, en el Vaticano. Para que fueran libres, como les dijo el primer día, y opinaran sin coacción de ningún tipo.

Ahora queda un año hasta el Sínodo Ordinario de los Obispos. En este tiempo, los prelados tendrán que pensar en lo sucedido durante dos semanas en Roma y dar respuesta a las decenas de interrogantes que se han abierto. Pero deberán hacerlo con amplitud de miras, sin dejarse atrás las grandes cuestiones.

Francisco tiene confianza en ellos, como la tiene en los jóvenes a los que dirigía las palabras del inicio de este artículo. Hay que apostar por la libertad para saber hacer siempre el bien y coger el camino correcto. El Papa sabe que encontrará dificultades entre los sectores más convencionales o conservadores de la Iglesia, pero confía en la apertura de mente de éstos.

Hasta el próximo año no sabremos cuál es el resultado del Sínodo de la Familia, que tanta expectación ha levantado entre la población y los medios de comunicación, pero el Buen Pastor ya ha hecho su trabajo: ha reunido al rebaño y le ha dado libertad para pastar en verdes prados. Y seguro, seguro, que Francisco estará vigilante para que no surja de la nada un lobo con piel de cordero. Es lo que tiene llevar tantos años ejerciendo brillantemente su labor ministerial.