Si Karl Marx y Friedrich Engels hubieran conocido a Pablito Iglesias se hubiesen muerto de un síncope. Seguro. Nunca antes habrían podido llegar a imaginar que sus teorías socialistas iban a caer en manos de un personaje que en lugar de buscar que los trabajadores tengan acceso a los medios de producción de manera institucionalizada, evitando que la burguesía concentrase cada vez más medios de producción, la propiedad y la propiedad de un país, hablase de la casta y de que el árbol está podrido desde la raíz, y que Podemos talará dicho árbol y sembrará otros nuevos. Pero, ¿con qué bases Pablito?
Me he visto obligado a gastarme quince euros, que se dice pronto, en un panfleto titulado Disputar la Democracia. Política para tiempos de crisis, sinceramente porque quería conocer de cerca al personaje que logró cinco escaños en el Parlamento Europeo y que se autoproclama la segunda fuerza política de este país. Hay que saber leer entre líneas y he notado que la dimensión de Podemos escuece a Pablito Iglesias, que ahora, con cinco años por delante en Europa, quiere desatender el proyecto. De ahí que no haya sido partidario de utilizar la franquicia Podemos para las próximas elecciones autonómicas y municipales y se haya apostado por Ganemos. También se delata al reconocer que todo es pura estrategia de márketing y que Podemos es como el Burger King, que el original está en Estados Unidos y lo demás son franquicias de gente adinerada que puede montar este tipo de negocios.
A estas alturas de la película y después del notable éxito de mi artículo anterior titulado La estafa de Podemos, me reafirmo en que los cabeza pensantes de Podemos son un grupo de niños bien, universitarios, que se aburrían dando clases tanto en Madrid como en la Venezuela bolivariana de Hugo Chávez y del iluminado Nicolás Maduro y cierto día, leyendo EL PAÍS, su periódico de cabecera, dijeron: vamos a reírnos un rato. Así nacieron expresiones como la casta, el árbol podrido, disputar la democracia y lo que ellos llaman política en tiempos difíciles.
Que existe una situación de hartazgo en la población española es indiscutible. Prueba de ello es que el único que está dando la cara es Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, que propone una coalición entre su partido y el PP para evitar la catástrofe que se avecina si Podemos llega al Gobierno de España. Pero Mariano Rajoy no sabe, no contesta. Se ha encaramado a las columnas de La Moncloa y parece haberse encadenado a ellas como la baronesa Thyssen, Tita Cervera, lo hiciera con los árboles de Madrid para evitar que el por entonces alcalde Ruiz Gallardón los talase.
Aquí la única que da un poco la cara es María Dolores de Cospedal, ayudada por Soraya Sáenz de Santamaría, pero estas dos marujas que ven a Belén Esteban contar sus miserias en Tele 5, no saben por dónde viene el Séptimo de Caballería.
Ayer estuve hasta las tres de la madrugada suscribiéndome a todos los círculos de Podemos de España. Hoy me he visto obligado a darme de baja de la mayoría. He tenido que recargar tres veces el teléfono móvil, debido a la actividad tan potente que tienen en Facebook. También he estado muy pendiente de Twiter: Podemos ganar por goleada a PP, PSOE, IU y UPyD. No paran. Están de continuo enviando mensajes incendiarios que calan en una sociedad desencantada como la española. Un ejemplo: se ha dado a conocer que el empresario Gallardo es uno de los grandes millonarios del país. Respuesta de Podemos: que cuente los días porque se va a quedar sin un duro. Su riqueza se va a distribuir entre los más necesitados. Nadie le contesta. Nadie sale a favor de Alfonso Gallardo que tanta riqueza ha dado a Extremadura.
¿Y el presidente Monago? ¿Se ha defendido de las acusaciones del número 2 de Podemos que le acusó de cacique? No. Es más bonito que los escritores pongamos la cara por él para que no se la partan. Señor presidente del Gobierno de Extremadura: tiene usted una cara que se la pisa y dudó ya que tenga los reaños suficientes como para defenderse; si no se defiende usted difícilmente va a defender los intereses de los extremeños.
He ahí el hartazgo pero, lamentablemente, también la confrontación. No me gusta ser alarmista, pero vamos camino de la III República como los dos grandes partidos no se pongan de acuerdo y tomen medidas urgentes. Los que hemos estudiado algo de Historia sabemos cómo terminó la II República: en una Guerra Civil que causó sufrimiento a toda España y que nos condujo a una Dictadura de 40 años que sólo los cojones de Adolfo Suárez y del Rey Juan Carlos I fueron capaces de desmontar.
Es verdad que, hoy en día, el Ejército no es el de Francisco Franco Bahamonde, pero los militares son militares al fin y al cabo y anteponen los intereses generales de su Patria a los de los cantamañanas de Podemos, del PP, del PSOE, de IU, de UPyD…, la Patria es una, indisoluble, madre de todos los españoles y de continuar la situación actual, no sería difícil que hubiese un pronunciamiento, aunque somero, de los altos mandos del Ejército.
Y uno se pregunta,: ¿Dónde está el espíritu de la Transición? Ese que llevó a la práctica totalidad de los españoles a votar la Constitución Española. ¿Qué está en Barcelona, en la Plaça de San Jordi con el pirado de Artur Mas?
Repito no se trata de alarmar, pero Pablito Iglesias confiesa en su libro que de mayor se ve dando clases en la Universidad, conservando el anonimato. Lo primero es posible; lo segundo difícil. De que se enciende la hoguera, es difícil de apagar. Podemos es una llama incendiaria para este país y estamos abocados al peor de los fracasos si seguimos contestando a los sondeos del Centro de Investigaciones Sociológicos que le vamos a votar-
Cuando le dije a Paco de Borja que me había suscrito a todos los Podemos de España exclamó: “Vamos, que ya eres de Podemos, que no te salva nadie”. Yo no voy a votar jamás a descerebrados. Mi tío José Cañamero Méndez no fue asesinado en 1936, cuando tenía solo 17 años de edad, en una Guerra que nadie quería pero que se prolongó hasta el 1 de abril de 1939. Yo no haré como Alberti o la Pasionaria: huir. Hay que dar la cara y ¡joder que me llame alguna vez el CIS!, que parece que tienen siempre los mismos teléfonos y así las encuestas o sondeos son los que son.
Podemos ha encendido una mecha muy peligrosa. Pero parece que no hay ningún bombero dispuesto a apagarla. No hay que ser catastrofista pero sí muy precavido con gente que no saben qué es el marxismo ni el socialismo y enarbolan sus banderas…