MONAGO FIRMA SU MUERTE POLÍTICA

El martes fui al supermercado El Árbol –lo hago una vez por semana porque los martes hay un cinco por ciento de descuento–, que es el único que tenemos en mi barrio. Compré de todo un poco, mirando, remirando, comparando la calidad y los precios, porque uno es uno y pensionista y lo poco que me ha quedado después de treinta años como escritor hay que estirarlo hasta el día 25 de cada mes. Cuando llegué a la caja Pepi, la cajera y que acaba de ser abuela de un niño precioso, me dio la cuenta. La pagué y me vine para casa cargado con un poco de todo.

 

En el trayecto de El Árbol a casa me di cuenta que Pepi no me había exigido que dejase la compra en el mostrador. No hubiese tenido sentido. Yo la pagué con mi dinero y con las mismas me la traje a mi domicilio. Esto me hizo reflexionar sobre el presidente del Gobierno de Extremadura y lo que dijo durante el fin de semana en Cáceres: si él había pagado con su dinero los viajes personales a Canarias ¿a quién se lo iba a devolver? ¿Por qué tenía que devolver su dinero, fuera para ver a su amiguita o para tomar el sol si era suyo? ¿Había utilizado fondos públicos para viajar a las Islas Afortunadas por placer?

 

La nota de prensa enviada a DEx en la que solicita al Senado que le dé la relación de gastos de sus viajes a Canarias indica que sí, que utilizó fondos públicos y que, por tanto, debe devolver hasta el último céntimo de lo gastado. Pero como muy bien dicen el PSOE y Podemos con entregar a las arcas públicas el dinero gastado no basta. La Fiscalía Anticorrupción debería abrir una investigación de oficio y fiscalizar todos y cada uno de los movimientos contables del presidente de Extremadura.

 

¡Ojo!, que no le acusamos de haber robado, pero sí cuestionamos que ha utilizado fondos públicos para viajes de placer. Usted mismo se delata con su escrito al Senado y su intención de devolverlo todo. ¿Por qué señor Monago? Sencillamente porque su conciencia no está tranquila. Fue usted el que dijo, cuando saltó el caso de Francisco Granados, número dos de Esperanza Aguirre durante años, que si las alcantarillas huelen hay que limpiarlas. En aquella ocasión fue muy explícito, tanto como cuando desveló en Cáceres que ya le habían avisado que irían a por usted por hablar tan clarito.

 

La jueza Alayaque tiene dos ovarios que viva la madre que la parió, quiere investigar las contrataciones que realizó la Junta de Extremadura en los últimos 19 años. Y esta no se anda con chiquitas. El periodo comprende a los gobiernos de Juan Carlos Rodríguez IbarraGuillermo Fernández Vara y al suyo, señor Monago, que ya hemos visto fotos suyas con su amiguita disfrazado de corsario.

 

Descifrar qué puede o no encontrar la jueza Alaya es un misterio, pero la realidad es que Extremadura ha recibido miles de millones de euros en los últimos 20 años y los frutos deberían ser otros. Usted mismo lo denunciaba en la campaña electoral de 2011, cuando decía que se había derrochado el dinero en Extremadura, región que soporta el mayor índice de parados de España junto con Andalucía. La señora Susana Díaz, a la sazón presidenta andaluza después del dislate de Chávez y José Antonio Griñán, ha puesto firmes a todos los miembros del PSOE andaluz y a trabajar, que para eso se les paga.

 

Sin embargo usted, señor José Antonio Monago, prefiere que la Administración extremeña esté en manos de amiguetes y, salvo raras excepciones, su desgobierno deja mucho que desear. Toda la responsabilidad no es suya, pues el izquierdoso de boquilla, Pedro Escobar, también lleva la negra consigo al pactar con usted y dejarle ser presidente con la abstención de Izquierda Unida en su toma de posesión. No es de extrañar, por tanto, que el cacereño Víctor Cascos haya dicho que no piensa participar más en este juego de estampitas.

 

Señor presidente, está usted muy mal asesorado, si es que se deja asesorar, y con el escrito que ha remitido al Senado demuestra una mezcla de soberbia y cobardía. Este escrito es su sentencia de muerte política, porque si el Senado le da la relación de sus viajes a Canarias y usted devuelve el dinero, suponemos que al Senado, se demostrará que ha utilizado fondos públicos para placer personal y, por lo tanto, debería sentarse en el banquillo de los acusados como todo el que roba, eso sí, con la atenuante de haber reparado el daño causado.

 

Pero la faena que usted le ha hecho al Partido Popular de Extremadura costará muchos años en ser reparada, a no ser que surja un candidato libre de polvo y paja que haya demostrado ser un buen gestor y un buen senador, como Pedro Acedo Penco, por poner un ejemplo.