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ANTONIO RODRÍGUEZ OSUNA: ENAMORADO DE MÉRIDA

OPINIÓN
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Debo reconocer que me he equivocado de plano. Me dejé llevar por los afectos y parentescos y pensaba que Pedro Acedo Penco iba a pisar una alfombra azul para ser reelegido como alcalde de Mérida, pero creo que se ha encontrado con un rosal y sus correspondientes espinas, en el camino. Rosas socialistas que el candidato del PSOE, Antonio Rodríguez Osuna, las lleva dentro de sí como lleva a Mérida, de la que se confiesa un enamorado. Es cierto, los emeritenses amamos a nuestra ciudad por encima de todo y los que hemos estado algunos años fuera de ella, la añorábamos en la distancia y la amamos en la cercanía. Es donde se ha pasado la infancia, donde se ha ido al colegio y al instituto, donde se ha jugado con los amigos que conservas después de 30 ó 40 años donde está tu sitio. Y ese es el lugar que quiere ocupar Antonio Rodríguez Osuna un chaval de 39 años, que llegará a las elecciones cumplidos ya los 40, que tiene ganas de trabajar por su ciudad y hacerlo desde el sentimiento y la gestión pública.

 

Le doy la razón a mi amigo Rafael Angulo Sanchís de que las percepciones sobre las personas cambian en función de que las conoces de tú a tú, le estrechas la mano y te tomas un café con ellas. Yo estaba equivocado y me alegro por ello, porque tras desayunar con Antonio, he conocido a la persona y al político. No estoy de acuerdo con algunas de sus teorías sobre la gestión llevada a cabo por mi primo Pedro Acedo y es difícil que nos pongamos de acuerdo en muchos pensamientos, pero creo que a pesar de no haber habido primarias en el PSOE de Mérida porque no se presentó ningún otro candidato, con Rodríguez Osuna van servidos. Pienso, ahora que lo conozco, que es un buen aspirante a la Alcaldía. Otra cosa bien distinta es que consiga desbancar a Pedro Acedo, un alcalde querido por su pueblo adoptivo y que, con errores, ha conseguido transformar Mérida en la verdadera capital de una región muy extensa y con diferencias muy notables entre el norte y el sur, el este y el oeste.

 

En lo que le doy la razón a Antonio Rodríguez Osuna es que a Mérida no le han quitado nada porque sí sino por falta de constancia. Miguel Celdrán y Francisco Javier Fragoso ahora, son dos alcaldes que han apostado muy fuerte por su ciudad y los resultados están a la vista. ¿Dónde se van los emeritenses el sábado o el domingo? Al Centro Comercial El Faro y de paso, si llega, se hacen una escapadita a Elvas, al Restaurante El Cristo o al Quijote. Mérida está muerta en este sentido. No hay mucha vida social que no sea asistir a misa y llenar El Pestorejo de la Plaza de España. Aquí Acedo tiene un debe importante. No creo que presentarse al Senado haya sido una buena idea. No se materializan proyectos viables y el paro alcanza ya a 9.000 emeritenses. No niego, con lo anterior, que no se hagan cosas importantes, pero la industria en Mérida es prácticamente inexistente.

 

Rodríguez Osuna tiene todo esto claro y sus máximas son desterrar la soberbia, el clientelismo político e intentar, por todos los medios, que las empresas se instalen en Mérida y reducir con ello el paro. Si gana las elecciones –ahora mismo hay un empate técnico según las encuestas de uno y otro partido—su programa, que presentará en breve, se cimentará en la política social y de bienestar, destinando las partidas del presupuesto que crea necesarias para aliviar la situación de muchas familias de la ciudad. Tiene claro, según me confiesa, que Mérida es una planta que hay que regar a diario. No estando en el Senado o en otros cargos. Por eso, sus concejales sólo se dedicarán a Mérida y no podrán duplicar cargos en las Administraciones, costumbre que el PP tiene desde hace mucho tiempo.

 

La conversación va terminando porque Rodríguez Osuna tiene la agenda apretada. Pero ya ha dado pistas de su programa electoral y ha asegurado que creará una Delegación específica para los discapacitados. Esto viene al hilo de la denuncia que ha hecho de la situación de los centros La Encina y Proserpina, bajo mínimos, según el socialista, cuando en realidad deberían dar ocupación a personas con discapacidades y rendimientos positivos.

 

Me gusta. Lo reconozco. Es difícil, muy difícil, que le vote, pero digo que me gusta porque no tenemos al pamplinas de turno que quiere ser alcalde. Como diputado en la Asamblea ahora y en sus anteriores cargos en la Junta de Extremadura, me he encontrado a un hombre hecho y derecho, fiel a su ideología y a unos principios que de aplicarse adecuadamente pueden dar mucho juego. El pueblo decidirá el 24 de mayo, pero Pedro Acedo sí tiene rival, en contra de lo que yo creía.


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