Digital Extremadura

LA NUEVA EXTREMADURA DE JOSÉ ANTONIO MONAGO

OPINIÓN
Comparte en redes sociales

José Antonio Monago Terraza ha sido elegido este miércoles 4 de febrero candidato del Partido Popular a la reelección como presidente del Gobierno de Extremadura por parte de la Junta Directiva Regional del PP y por unanimidad. Solo falta que la candidatura sea ratificada por el Comité Electoral Nacional de su partido, pero esto es puro trámite. Al margen de asuntos personales que han salpicado su vida como político en los últimos tiempos y decisiones políticas más que cuestionables es, a decir de todos los sondeos conocidos hasta el momento, el único candidato que puede optar a la Presidencia. La irrupción del fenómeno Podemos en la vida de la Comunidad Autónoma ha alterado la posición de resto de fuerzas políticas, en especial del PSOE encabezado por un Guillermo Fernández Vara que no logra levantar el vuelo. A tenor de estas previsiones, el PP volvería a quedarse a un escaño de la mayoría absoluta, igual que ocurriera en 2011 año en el que le faltaron 4.000 votos, e incomprensiblemente todo el desgaste lo tendrían que soportar los socialistas que cederían de 9 a 5 escaños a los correligionarios de Pablo Iglesias sin saber muy bien por qué, porque nada han hecho que no sea hablar.

 

La legislatura del presidente Monago pasará a la historia como aquella que sentó las bases de la Nueva Extremadura, a decir de los populares, o como la del engaño y los embustes, en boca de los socialistas. El suyo lo que sí ha sido es un mandato muy peculiar, en el que ha mezclado altanería con gestión y parece que este cóctel explosivo encandila a los extremeños. Pero no se puede pasar por alto la aportación inestimable de los alcaldes de las cuatro grandes ciudades y las ramificaciones que eso conlleva. Badajoz, Mérida, Cáceres y Plasencia, todas ellas gobernadas por el PP con mayoría absoluta aportan un granero de votos decisivo, lo mismo que Cáceres provincia donde la derecha está más asentada y en Badajoz muy dividido entre populares y socialistas.

 

Esto de acuñar el término efectista de la Nueva Extremadura parece que le está saliendo bien a José Antonio Monago. A falta de un debate sobre el Estado de la Región en 2015, habremos de recurrir a lo que el presidente dijo textualmente en su discurso de fin de año el 30 de diciembre de 2014: “La Nueva Extremadura es posible, sin duda, porque hemos puesto el acento en el sector privado: en nuestros empresarios, en nuestros autónomos, en nuestros hombres y mujeres del campo, en nuestros emprendedores, que son los que crean empleo real en nuestra región. Gracias a todos ellos, hoy no sólo hay más empresas extremeñas, sino que, además, son más innovadoras y exportan a más países: exportamos más de 500 millones de euros de lo que importamos, y continuamos progresando”.

 

También hablaba Monago de la puesta en marcha de la Renta Básica a 7.000 familias, de la mayor inversión en Sanidad y Educación, de la innovación, de los 35.000 puestos de trabajos netos que se habían creado, del importante número de visitas de turistas habidas durante los últimos años o de los 7.000 puestos de trabajo a jóvenes que estén bien formados. Pero a falta de un programa electoral que plasme todo lo anterior, para la llegada de esa Nueva Extremadura aún falta mucho tiempo.

 

Original y más real es lo que ha hecho el  socialista Guillermo Fernández Vara, que ha firmado ante notario las 60 primeras medidas en las que volcará su acción de gobierno si llega a la Presidencia de la Junta. Esto es poner por escrito un compromiso, no palabras que se las lleva el viento, indicando que si no cumple con lo mismo se marcha para casa.

 

Monago no desvela hasta el momento, sin embargo, cuáles son los cimientos que han de soportar los pilares de su Nueva Extremadura ni le gusta que le recuerden que la Administración regional está hipotecada en más de 4.000 millones de euros, que son cerca de 700.000 millones de las antiguas pesetas. Tiene a todo el mundo en contra menos a los actores principales de unas elecciones, como son los votantes, que siguen confiando en él y en el Partido Popular como mal menor por lo que pueda pasar con el fenómeno Podemos. Solo cabe esperar que el 24 de mayo se abran las urnas y que los extremeños no se equivoquen de opción, aunque esto a toro pasado será muy fácil decirlo. Lo que sí se nota en la calle es un malestar general con formaciones y políticos; hablar de fútbol ha dado paso a hablar de política, o de lo que cada cual entiende por política, y hay una gran desazón porque las cosas no se están haciendo bien en todo el mundo.

 

Es éste el caldo de cultivo que aprovecha Podemos para hacer su recolecta de votos, sin que los dos grandes partidos estén sabiendo reaccionar. Ya veremos qué sucede en este año de elecciones en todos los lugares de España, pero yo no querría que Monago o Vara tuviesen que pactar con una formación de ultraizquierda sin más programa que la cartilla escolar Rubio número 0.


Comparte en redes sociales

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *