Incertidumbres sobre el liderazgo de Pedro Sánchez

Entre el golpe de mano contra Tomás Gómez y la primera explicación ofrecida desde la cúpula del PSOE sobre esta decisión, mediaron ayer más de tres horas. La liquidación del candidato a la comunidad de Madrid se produjo en una reunión extraordinaria de la ejecutiva federal sin que ninguno de sus miembros, por lo que se ve, esperara la dura reacción con la que el propio Gómez y su equipo respondieron a su liquidación política.

“Hemos recurrido a una cirugía in extremis para evitar el descalabro electoral”, comentaban ayer en la cúpula socialista de la calle Ferraz para justificar el barrido del partido en Madrid. Desde el PSM, no se disimuló el motín: “Esto está muy lejos de haberse acabado, probablemente no ha hecho más que empezar”.

 

Pedro Sánchez se ha apoyado en Rubalcaba para enterrar la carrera de Tomás Gómez

 

La lucha de poder dentro del PSOE ha derivado en una guerra interna que se librará en varios frentes: el control del partido en Madrid, la elección de los candidatos a las elecciones de mayo y la pugna por quien se aupará al cartel de las legislativas previstas para noviembre. Todo ello en el mismo paquete a poco más de un mes de los comicios andaluces y a cien días del doble examen electoral en el que Pedro Sánchez y la ejecutiva nacida del congreso extraordinario de julio se juegan su supervivencia.

 

Ninguneado por la andaluza Susana Díaz, enfrentado a buena parte de los barones regionales y con la mitad de su ejecutiva ocupada por “traidores”, Pedro Sánchez no estaba en condiciones de encarar un reto de tanta envergadura como el de Podemos, que emerge en las encuestas más fiables como la segunda fuerza política en el futuro Parlamento. Según fuentes cercanas al secretario general, estaba obligado a dar un golpe de mano en Madrid, la plaza donde él y el propio partido pueden jugarse la supervivencia, siempre dependiendo también de lo que pase en Andalucía el próximo 22 de marzo.

 

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