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EL PEQUEÑO NICOLÁS: EL NUEVO PÍCARO ESPAÑOL

OPINIÓN
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[Img #41721]Que es un figura no me cabe la menor duda. Que es más pícaro que sirvergüenza, tampoco. Sabe que está en su mejor momento de popularidad y lo aprovecha al máximo. La última que ha montado el pequeño Nicolás ha sido presentarse en un restaurante de moda en Madrid, cenar y no pagar la cuenta que ascendía a más de 500 euros. Pasó toda la noche enjaulado en la madrileña Comisaría del Barrio de Salamanca, pero la cosa no irá a más porque la dueña del restaurante no presentará denuncia al obtener el compromiso de sus amigos de abonar la cuenta.

 

El Barrio de Salamanca le debe sonar algo al secretario general del PP de Extremadura, Fernando Manzano, que se gastó en una comilona, y no de patatera precisamente, la friolera de 600 euros, pero tuvo la decencia de no irse sin pagar, aunque también tuvo la indecencia de pagar con la VISA de la Asamblea de Extremadura, argumentando que eran gastos inherentes al cargo. Ahora que caigo: Fernando Manzano también es mi amigo porque soy uno de los extremeños que le pagó la cuenta para que se llenase el buche a base de lo lindo en Madrid, que la comilona que se daría el mozo tuvo que ser de aúpa, porque para gastarse más de cien mil de las antiguas pesetas la cosa tuvo que ser un festín por todo lo alto, como todo lo que hace el PP: tirar dinero de los contribuyentes en tonterías y payasadas.

 

Pero hablemos del pequeño Nicolás que es su momento y no del pequeñín de Fernandito, que ya le haré la campaña electoral a partir de marzo. Decía que si Nicolasete quiere seguir en el mundo del estrellato, debería contratar a Toño Sanchís, el mánager de Belén Esteban y otros tantos famosillos de la orbe casposa que llenan las televisiones. Aunque puede que él solito se valga y se sobre, cual Lazarillo de Tormes, que no sucumbía a los engaños que su amo, ciego y descarado, pretendía someterle.

 

Ahora, el pequeño Nicolás, en unas recientes declaraciones, dice que no descarta fundar su propio partido, lo cual entra en clara contradicción con lo que también mantiene sobre que todos los “partidos son casta, incluso Podemos”. Quizá, puede que él quiera formar parte de esa casta, una vez ya está dentro, por méritos propios, del mundo de la farándula y el politiqueo.

 

Lo dicho, como el pícaro Lazarillo de Tormes cuando en un pueblo de Salamanca le dieron al ciego un racimo de uvas y acordaron comérselas de una a una para que durase más. Al poco, el invidente las comía de dos en dos, por lo que Lázaro comenzó a comerlas de tres en tres. Estás muy callado, granuja, ¿no me estarás engañando? Yo no, se lo aseguro. Y cuando se terminó el racimo el ciego espetó: Me has engañado y te comías las uvas de tres en tres, pues yo lo hacía de dos a dos y no dijiste nada. Es decir, que estamos a ver quién engaña a quién. Es España, en donde se inventó y noveló la picaresca.

 

El pequeño Nicolás, que está acusado en los tribunales por estafa, blanqueo de capitales y hacerse pasar por un agente del Centro Nacional de Inteligencia, puede que quiera fundar su propio partido –que si se le mete entre ceja y ceja lo montará, tontos hay para eso y mucho más en este país–, porque después de todo lo que lleva pasado lo mismo le da ocho que ochenta. Él, en menos de medio año, ha logrado ser la estrella de telediario, documentales, programas de caspa y, ahora, uno más de la casta se las trae al pairo. Pero que no se engañe nadie, que el veinteañero de tonto no tiene ni un pelo. No sé si continuará con sus estudios universitarios con la agenda tan repleta de actividades sociales como la tiene, pero es listo como un conejo y tiene a todo el Partido Popular en un ¡ay!

 

¿Por qué no se ha querellado el PP contra el pequeño Nicolás cuando afirma en sus entrevistas al periódico EL MUNDO, su periódico de cabecera, que en el partido en el Gobierno los sobres B eran frecuentes todos los días? ¿Por qué nadie de este partido sale a las claras y le dice sin cortapisas de tipo alguno que está mintiendo y que tendrá que demostrar en los tribunales acusaciones tan graves? ¿Por qué nadie le para los pies al pequeño Nicolás cuando afirma que tiene información delicada que irá sacando poco a poco? Puede que se haga bueno aquí el cantar ese de doña Concha Piquer que comenzaba: “Miedo, tengo miedo, miedo, de quererte…”

 

Que el pequeño Nicolás, insisto, forme su propio partido es lo de menos. También lo montó Jesús Gil en Marbella, Estepona, La Línea, Ceuta y Melilla, y a los seis meses subieron todos los impuestos, asfixiaron al pueblo y en las siguientes elecciones todos los ciudadanos en masa votaron al PP y la mayoría de los gilistas terminaron entre rejas. Incluso, puede que la experiencia fuese edificante para que los de la casta se dieran cuenta, de una vez por todas, que hay que tener más respeto por la ciudadanía y no tratarla como un saco de patatas que lo soporta todo, hasta estar en el trastero con los cacharros viejos.

 

Debo confesar que, si no fuese tan sinvergüencilla como es, yo votaría al pequeño Nicolás como presidente del Gobierno de esta España nuestra. La gestión del país sería una incógnita, pero tendríamos para reírnos un rato.

 

¿Se imaginan a ustedes a un presidente del Gobierno haciéndose pasar por James Bond? Pues eso. Por lo menos estaría al servicio de su Majestad y, de momento, Felipe VI está demostrando que el relevo habido en la Corona de España ha sido muy positivo, aunque el Rey no sea capaz de hacer que su hermana Cristina, otra que tal baila, renuncie a sus derechos dinásticos. ¿Y Rajoy, dónde está Rajoy? ¿Se ha escondido el todavía presidente del Gobierno? En fin, que todo se andará.

 

(Hoy no he citado a Monago. ¡Para que luego digan!)


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