Es más listo que el hambre. El director de Gabinete de Presidencia del Gobierno de Extremadura tiene una formación académica que destaca sobre la de otros muchos. Pero no radica solo ahí el título de gurú del presidente José Antonio Monago que ostenta por méritos propios, sino en su capacidad de qué ver y saber cuál va a ser la reacción del contrincante y anticiparse a la jugada. Su misión es asesorar al presidente en cuestiones más o menos delicadas. En los últimos tiempos, falló al no aconsejar a Monago que dijese toda la verdad sobre el caso Canarias, pero ambos se sacaron de la chistera el conejo blanco que provocó la reacción de todos en cadena: la posible venta de la Residencia Oficial de los presidentes extremeños. Al día siguiente de que Monago compareciese en la Asamblea de Extremadura para hablar de todos menos de Canarias, nadie se acordaba del Diario Público y de Ana Pardo de Vera, sino que el titular de todos los medios era que pretendía vender esta parte del patrimonio público extremeño.
Sí podría haberle echado una mano al presidente de la Asamblea, Fernando Manzano, cuando otra vez Pardo de Vera sacaba a relucir gastos por valor de más o menos 2.000 euros de una tarjeta VISA institucional, pero debe ser que Monago lo quiere para él solito, ya que le dice hasta qué ponerse en cada ocasión y la manera en que debe entornar la voz dependiendo de las circunstancias. No estoy muy de acuerdo con que el presidente saliese en televisión de negro dando la buena noticia de que se van a invertir 400 millones de euros en distintas medidas, eso sí anuncio hecho a falta de tres meses de las elecciones, pero puede también que la situación anterior no diese lugar para hacer noticias de este tipo.
Pero donde lo ha bordado ha sido con la más que discutible serie de animación 2Sures, obligando a la propia secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, a aconsejar que se retire por lo que supone de agravios comparativos entre Comunidades de un mismo país. La campaña ha sido supercriticada pero ha conseguido que durante unos días no se hablase de otra cosa. Acertada o no por el contexto, el objetivo estaba claro, levantar escamas, y ¡vaya si lo ha conseguido!
El gurú de José Antonio Monago se llama Iván Redondo, un licenciado en Humanidades y Comunicación por la Universidad de Deusto, que se ha especializado en Información Económica por la Universidad Complutense de Madrid y en Dirección de Campañas Electorales por la Universidad George Washington. Su trayectoria profesional y académica ha sido ampliamente premiada y es un reputado conferenciante en Universidades de Hispanoamérica, además de haber colaborado con una veintena de medios de comunicación social. Pero este brillante currículo sería simple papel mojado si no fuera, repito, más listo que el hambre. Es de esas personas que hacen una labor callada, siempre a la sombra del jefe, pero que demuestra que vale el sueldo que cobra y que beneficia a quien aconseja, aunque, en muchas ocasiones, Monago se salte el guión y diga cosas como que quien arremete contra él está arremetiendo contra Extremadura, casos éstos en los que no dejo de acordarme del Rey Sol, Luis XIV de Francia.
No es discutible que Monago es, por lo menos hasta el 24 de mayo, presidente de todos los extremeños, pero tampoco lo es que se ve ganador de las elecciones. Eso, o que quiere meterle un pufo desproporcionado a Guillermo Fernández Vara, la otra única posibilidad, pues en el Consejo de Gobierno Extraordinario celebrado en Trujillo se han hablado de muchas medidas de actuación y de innumerables acciones políticas a llevar a cabo en los próximos años que solo son aplicables desde la continuidad del Partido Popular en el Gobierno regional o bien siendo modificadas casi por completo por el socialista Fernández Vara porque entran en colisión con su forma de entender la política y las necesidades de los extremeños, que no tienen que pasar necesariamente por lo que diga Monago.
Pero Iván Redondo es a Monago lo que el marido de Celia Villalobos, Arriola, es a Mariano Rajoy. Un profesional que cumple la misión que le han encomendado y que se debe estrujar el cerebro cada día que pasa para escribir el guión de una película llamada Extremadura y de su actor principal José Antonio Monago. Seguro que Iván Redondo no aconsejaría nunca a Fernando Manzano que bloquease en Twitter a un periodista, craso error que lleva cometiendo el presidente de la Asamblea y secretario general del PP de Extremadura desde que saltó a la luz la utilización más o menos legal o moral de su tarjeta de crédito. Pues, bloqueado o no, el periodista va a continuar teniendo información del personaje en cuestión, mientras que él deja de saber qué hace o dejar de hacer el plumilla molesto.
Yo para mi cumpleaños me voy a pedir un Iván Redondo envuelto en celofán azul. Es lo menos.