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MONAGO IRRITA A CRISTÓBAL MONTORO

OPINIÓN
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Tengo un amigo que toma café todas las mañanas en la cafetería de Toñi y Loly, en la emeritense Plazoleta de Pizarro. Junto al azucarillo, estas simpáticas anfitrionas ponen un paquetito con tres lacasitos por gentiliza de la casa. Mi amigo no se los come. Es más, siempre pide otro alegando que es para su sobrina. Así llega a casa, va colocando los paquetitos y pasados quince días tiene un buen número de lacasitos para la pequeñaja, que los recibe con todo el cariño de su tío. Pero este fin de semana no hubo. Mi amigo se los había comido todos de un golpe diciendo que tenía ansiedad. La pobre niña, que echaba en cuenta los dulces, se quedó compuesta y sin ninguna chuche que llevarse a la boca.

 

Lo mismo le ha pasado al presidente del Gobierno de Extremadura, José Antonio Monago, que tanto presumir con que el suyo era un ejecutivo eficiente que cumplía los parámetros impuestos por Hacienda, que ahora resulta que en 2014 se lo ha comido todo junto y ha triplicado el endeudamiento de la región que tenía en un 0,86% siendo considerada una Comunidad modélica. Dicen que Cristóbal Montoro está “irritado” con Monago y que considera que no es de recibo que de un 0,86% la deuda haya pasado al 2,44% del Producto Interior Bruto y que se debe a “un gasto disparado”, no por falta de ingresos.

 

Vamos que de ir el primero de la clase y con matrícula de honor, Monago ha pasado al vagón de cola, junto con Cataluña, Murcia y la Comunidad Valenciana, y unas orejeras que le recuerdan que es un gastoso. En su favor diré que, al menos, ha pagado los 44 días de la paga de Navidad de 2012 de los funcionarios de la Junta y que nadie dice que se haya quedado con el dinero, simplemente que lo ha gastado cuando no tocaba.

 

La irritación del Ministerio de Hacienda debe ser aún mayor cuando las cifras vienen a dar la razón al PSOE y a su líder en Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que venían denunciando tiempo ha sobre las artimañas contables del equipo de Monago. Fernández Vara demostró con documentos ante el pleno de la Asamblea y la prensa que la balanza contable no era la que se jactaba en decir Monago y el tiempo le ha dado la razón. Ahora son los ciudadanos los que deben analizar si quieren a un presidente que le hurta los lacasitos a su sobrina u otra opción que no tenga miedo a exponer las cuentas.

 

Es una frase muy cansina, pero la voy a repetir: “En política, no toda vale”. Pese a que se la escuchamos a dirigentes populares y socialistas es cierta. Tan cierta como que el déficit de la región es superior a los 3.000 millones de euros y que hay 151.000 parados. Que se han acometido actuaciones es cierto pero ¿cómo es posible gastar tanto dinero con lo poco que clarea? Nadie que tenga dos dedos de frente se explica a dónde han ido a parar miles de millones de euros a no ser que también se coma los lacasitos.

 

Fuera de bromas, porque no es momento de ello, 3.000 millones de euros es una cifra desorbitada para una Comunidad Autónoma de un millón de habitantes. Ya hubiese querido el ex presidente Juan Carlos Rodríguez Ibarra haber dispuesto de esta cantidad de dinero o la mitad, pues con muchísimo menos le dio la vuelta a la región y la colocó entre las primeras del país, como pasó con don Manuel Fraga en Galicia. Dos Comunidades prácticamente olvidadas por Madrid que supieron reinventarse y modernizarse de tal modo que sus ciudadanos les están enormemente agradecidos.

 

Y no solo eso, sino también la herencia que se deja al próximo Gobierno extremeño que salga de las urnas el 24 de mayo. “No habrá dinero nada más que para pagar deuda”, dijo hace mes y medio Fernández Vara cuando denunciaba la situación crediticia de Extremadura. También está el riesgo de la intervención del Estado de las cuentas públicas extremeñas, lo cual no parece fácil que vaya a suceder a menos de dos meses de unos comicios.

 

En definitiva, que Monago ha “irritado” a un ministro, engañado a la oposición, ocultado la realidad al pueblo extremeño, gastado el triple de lo que veía haciendo y todo sigue igual. ¿Dónde está el dinero? El consejero de Hacienda, Clemente Checa, a quien el 2,44% de déficit le parece “razonable”, y el propio Monago lo sabrán, pero me huele que aquí hay gato encerrado. Al tiempo.


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