DEMOCRACIA EN ESPAÑA

La edad no determina la eficacia o la honestidad, menos aún la solución a algo tan complejo como es la gestión de gobernar. Hemos avanzado mucho en tantas cosas que han cambiado la forma de vivir de la sociedad, y sin embargo que poco se ha avanzado en lo referente al reconocimiento de los antecedentes, de la propia historia, algunos creen que todo empieza cuando uno aparece.

 

  Pero lo cierto es que no es así realmente, la historia como ciencia, que tiene como fin el estudio del pasado de las sociedades humanas, es considerada como una de las ciencias humanísticas que más utilidad le ha dado al ser humano, no sólo para conocer el acervo cultural de las diferentes civilizaciones que han pasado anteriormente, sino también para permitirle construir su propia identidad, buscando y tomando datos de tiempos pasados que le faciliten la construcción del futuro. 

 

  En democracia, gestionan la vida pública quienes son elegidos para ello, y tendrán muy presente, que su gestión no empieza desde la nada, existen unos antecedentes, una historia de la institución a la que se llega, que para  gestionarla con eficacia, tendrá que utilizarse la inteligencia, de la que se sirve la experiencia.

 

  La Historia es una «maestra de la vida», que nos proporciona datos y orientaciones interesantes y de mérito apreciable. Nuestro presente,  es en gran parte el resultado de lo que otros hombres hicieron antes que nosotros. Y no es posible conocernos suficientemente hoy, si no conocemos de dónde y de  quiénes venimos.  .

 

,   .   Albert Rivera, a pesar de su experiencia al frente de su grupo político durante más de seis años, ha tenido la grave ocurrencia de decir, que un proyecto para España de una década como mínimo, «sólo lo pueden encabezar aquellos que han nacido en democracia«.

 

  La ocurrencia por muy poco, tiene un alto grado de ofensa contra quienes la hicieron posible, la generación nacida en democracia, a menudo no repara en sus costes, en el esfuerzo vital que sus mayores invirtieron para traerla y conservarla. Como todo heredero, no es consciente del coste de su bienestar

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   La culminación del disparate lo personaliza Pablo Iglesias cuando quiere acabar con la Transición e iniciar de cero un proceso constituyente. El adanismo es un pecado de juventud. Creer que con uno, o con su generación empieza todo, denota falta de perspectiva, escasa experiencia o simple narcisismo.

 

   Nadie mejor que los viejos sabios comprende la complejidad de las cosas. Nadie mejor que la experiencia, procura prudencia ante la mirada pasional de la juventud. Una fuerza y otra son imprescindibles, en ningún caso excluyente.  Es un viejo problema que ya hace más de 2.000 años trató de enmendar Platón en la primera utopía de la historia, escogiendo para la dirección del Estado sólo a aquellos que, después de pasar una vida dedicada al estudio y la superación, pudieran gobernar. No antes de los 54 años. No es solución, pero señala la importancia de la experiencia ya en tiempos tan remotos.

 

Tras la muerte del General Franco, en noviembre de 1975, Adolfo Suárez, nombrado por el recién coronado Rey Juan Carlos, se convirtió en la cabeza de un gobierno de transición entre la dictadura y una moderna democracia, que  preparó el camino para la redacción de la nueva constitución española, aprobada finalmente en un referéndum en diciembre de 1978