La victoria por mayoría simple del PSOE de Extremadura en las elecciones autonómicas 2015 ha sido muy significativa, al margen de las consabidas encuestas, que todo lo fallan. El triunfo de Guillermo Fernández Vara, que vuelve a la presidencia de la Junta de Extremadura, siempre ha sido la Junta y no el marketiniano Gobex, abre como él mismo ha venido repitiendo un tiempo nuevo, durante la buena campaña electoral que junto a su equipo ha desarrollado por la región extremeña. El resultado ahí está,. Ahora comienza un período de diálogo, consenso, acuerdos, que por ende deben traer lo mejor para esta tierra extremeña, que tanto necesita de un empuje real y verdadero, donde se tenga en cuenta de una vez por todas a los ciudadanos.
El fracaso de José Antonio Monago ha sido evidente durante estos cuatro últimos años, en lo cuales excepto consigo mismo y sus colaboradroes, ha tenido sus más y sus menos con todo quisque. La política, errónea y frustrada, de basar su mandato en un plan de marketing y publicidad de él mismo y solo con quién ha creído conveniente – otro fallo de medios y con medios – y su pretendida aportación a la historia ¿ qué aportación? ha sido mayúsculo. El intento de solucionar aprisa y corriendo y a última hora los entuertos, prometer lo que sabe que no se puede dar, proyectar » una Extremadura del campo del siglo XXI» sin una base real que la sustente, siendo como se es Objetivo 1, manejar unos presupuestos al libre albedrío, amén de AVES no llegados, rentas básicas no abonadas, deuda histórica no cobrada, etc, etc, y errar de continuo en aquellas materias que son fundamentales para la vida de las personas, educación, sanidad, servicios a la sociedad, así como presentarse ante España como el barón rojo de los azules, el verso suelto de una formación que hace caso casi omiso a la cultura, primando más lo de fuera que lo válido de dentro, y no digamos esos asuntos en los que se ha visto envuelto con repercusión mediática sonrojante, la falta de diálogo social con patronal, sindicatos, colectivos o asociaciones y los recortes a los que se han visto sometidas capas de la sociedad que necesitan el dinero más que el comer, todo ello y alguna cosa más, han ido haciendo mella, día a día, mes a mes, año a año, en la política de José Antonio Monago Terraza, cuyo error más grave ha sido él mismo y sus circunstancias.
Así las cosas, con el espectro parlamentario que va aconformarse en la Asamblea de Extremadura, que no parlamento, y la prevista irrupción de Podemos, seis diputados, y Ciudadanos, solo uno más bien testimonial y a duras penas, Guillermo Fernández Vara, dado que el Partido Popular debe abstenerse y dar paso a la lista más votada como ha venido pregonando su líder, tiene varios retos, pero sobre uno principal, devolver la ilusión a todos los extremeños. ¿ Como lo va a conseguir? Con talante, esfuerzo, trabajo, empeño, dedicación y abriendo de nuevo las puertas de la Junta de Extremadura a todo aquel que necesite un hálito de esperanza, un aire fresco, una proyección de futuro, y sobre todo porque como él mismo ha dicho anoche, al conocerse los resultados de las urnas, está dispuesto » a escuchar todo lo que los extremeños han dicho » , porque «el cambio que Extremadura necesita, y por el que han apostado los extremeños, es en primer lugar un cambio de actitudes». «Un cambio que permita erradicar la arrogancia y dar la bienvenida a la humildad y la sencillez a la vida política».