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¿QUÉ ESTAMOS HACIENDO CON NUESTROS HIJOS?

OPINIÓN
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Me toca hacer de canguro de mi nieto, hasta ahí, nada que no hagan miles de jubilados realizando una aportación a la conciliación familiar y a la igualdad laboral de nuestros hijos, que sería carísima de procurar a un Estado social y que, además, tendría grandes carencias, ya que carecería del cariño y el aporte de conocimientos que los abuelos les dan. Por primera vez se me ha ocurrido, ya que tenía fiebre y no era recomendable sacarlo fuera a dar un paseo, el ponerle los dibujos animados que emiten en televisión por la mañana, y me he asustado. Los niveles de violencia de los coloridos monigotes rozaban el sadismo. Y eso que yo soy de aquellos a los que les gustan las películas “guaca” de puñetazos, en las que el protagonista reparte leña gratis aunque sea verano y los termómetros marquen 40º a la sombra. ¿Cómo pueden programar unos dibujos para niños, que incluso, son hasta “durillos” de asimilar para un adulto?  Nuestra sociedad está trasmitiendo a los niños y posteriormente a los adolescentes, a través de dibujos y juegos de ordenador, unos niveles de violencia que estos empiezan a considerar como normales, y que pueden hacerles desdibujar la frontera entre la ficción y lo real. 

 

Había leído que los adolescentes actuales son más violentos y “machistas” que los anteriores, y no me lo creía, hasta que al pasar andando, cerca de la parada de un autobús urbano, oí parte de una, llamemos conversación, de un muchacho, gorra hacia atrás, con una chica, con la que estaba sentado en la marquesina, La violencia en las palabras,  con un tono impositivo y posesivo hacia la muchacha me impactó, no pensé que existirían  jóvenes de dieciocho años, a los que se les supone más libres  de lo que hemos sido nosotros, y con mayor educación igualitaria, tan agresivos con sus parejas, pero esta sociedad nuestra les ha dado de todo, menos valores. Y es evidente que también la falta de cultura religiosa, con los conceptos del bien y el mal, tiene bastante que ver en ello. Pero sobre todo y pese a las apariencias, exhalan esa agresividad que desde antes de que sepan hablar van captando. Absorben y asimilan los impactos que reciben de programas televisivos, video juegos, publicidad, películas y de los propios comportamientos sociales que les hacen ver, que una protesta violenta hace torcer el brazo de lo que  puede ser justo y conseguir lo que desean. Visto lo visto, uno tiene la tentación de decir: “En estos últimos tiempos, nuestra tierra está degenerando. Hay señales de que el mundo está llegado rápidamente a su fin. El cohecho y la corrupción son comunes”. Lo curioso es, que estas palabras son de una tablilla asiria de hace 4800 años. Y podríamos seguir con Aristóteles; “Los jóvenes de hoy no tienen control y están siempre de mal humor. Han perdido el respeto a los mayores, no saben lo que es la educación y carecen de toda moral.” O  con su maestro, Platón : “¿Qué está ocurriendo con nuestros jóvenes? Faltan al respeto a sus mayores, desobedecen a sus padres. Desdeñan la ley. Se rebelan en las calles inflamados de ideas descabelladas. Su moral está decayendo. ¿Qué va a ser de ellos?  Pregunta que en la actualidad tiene respuesta : Constituirán un partido, sacarán muchos votos y serán alcaldes y concejales.

 

O sea, que a pesar de todo, seguimos igual que hace más de  cuatro milenios, o sea, que pese a que, los que tenemos una cierta edad nos asustemos, esto, es la normalidad y seguirán, dentro de unos años, nuestros nietos, diciendo lo mismo.

 

 


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