LAS DOS “MUERTES” DE SAZATORNIL

[Img #45397]Aquel día 25 de abril  – el mes de las lilas – de 1970, llegaría yo, como todas las mañanas, a la Redacción del viejo acorazado de noticias: Abc ,  hacia las nueve y media de la mañana. Eramos muy pocos redactores, en la Redacción de la mañana, capitaneados por el redactor jefe, José Calvillo, onubense, que había dejado el olor a tinta del diario del Movimiento “Odiel”, para embarcarse en el viejo acorazado de Serrano 61. No sé si el telefonista santanderino, Manuel Carmona, me pasó la llamada o yo la recogería. Aquella mañana, Abc  daba la noticia, distribuía por la agencia Pyresa,  de la muerte del recientemente fallecido actor, José Sazaturnil. Oh, son sentimos perplejos. “¡Por Dios, demos gracias, que está usted vivo, afortunadamente, gloria del teatro!”.  Aún no había visto el periódico. ¿Qué había ocurrido?.  Abc había confundido al actor “Saza” con un cronista deportivo de Zaragoza, José Sazatornil Remacha, que regresaba a su ciudad, tras el encuentro del equipo maño, creo que en Madrid. Con tan mala fortuna, que el nombre y primer apellido “Sazaturnil” coincidían en ambos. No así, el segundo: Buendía.

 

Ante la voz del actor, tras pedirle perdón y supongo que hablaría con el redactor jefe o, quizás no hubiera llegado para pasarle la llamada. En la lejanía de mi memoria quiero recordar que diría, algo así: “que el diario rectificaría”. No recuerdo quien sería el autor del bello recuadro – lo he olvidado – conque Abc rectificaba esa información -. Ante un hecho así, el diario de la calle Serrano publicaría, al día siguiente, la información, mediante un recuadro: “Muerte” y “Resurrección” de José Sazaturnil. Las palabras del diario destilarían un humor, delicado y bellamente escrito, “de esos desaguisados imperdonables que suceden hasta en las mejores familias periodísticas, lo dábamos por muerto en un accidente de circulación. Hoy  nos alborozamos al reconocerle vivo. Está visto que la prisa es tan mala consejera del automovilista como del redactor.”

 

“Con admirable buen humor – prosigue el autor de esas líneas, que no recuerdo quien sería -; ese que tanto ha prodigado en la escena, y con una elegancia de espíritu realmente ejemplar; don José Sazatornil ha acusado el “golpe” informativo, (…). El redactor culpable pagará un Tedeum; ya ha sido convenientemente azotado. Pero también es verdad – proseguía el compañero – que con esta ocasión tragicómica don José Sazatornil habrá podido comprobar los muchos amigos que tiene y la alegría tan grande que ha sido  su repentina “resurrección”. Que para este periódico no había otro Sazatornil, queda claro. La culpa, en parte, es de su fama y popularidad. Para nosotros, no había otro Sazatornil que “Saza”.

 

La tristeza de ayer – prosigue el autor – se nos hace coro de aplausos. “Saza”, con su sentido del humor, nos permitirá decir que el difunto es un vivo. Ha sido, afortunadamente, una muerte de guardarropía, como las que ocurren en el teatro. (…) .

 

 “Ha sido, también, una ocasión para que su público, sus amigos, sus admiradores, pudieran demostrar que el cariño que le tienen es de ley. Que sea por muchos años y que podamos reír juntos.”  

 

Aquella macabra historia, que celebraríamos, festivamente, en la galera de Serrano 61, ha quedado dormida en las trastiendas del teatro y, entonces, que ya ha llovido, sería la comidilla en ese mundillo del teatro y fuera de él. Con tanta vida en el celuloide y sobre las tablas, el telón se ha subido y, querido “Saza”, te has encontrado con una eterna función. Ahora no ha habido, lamentablemente, equivocación.