La negociación del PSOE al parecer sigue activa, “hasta el último minuto” dicen que tienen tiempo, lo que sucede es que España y los españoles ya no lo tienen y siguen con hartazgo los acontecimientos desde el 20 de diciembre, las urnas dijeron “ponerse de acuerdo”, que España no está para perder el tiempo.
Al parecer han intentado operaciones de todo tipo, una de ellas les hizo sonreír, porque parecía haber allanado el camino para que el PSOE lograra cerrar un pacto con Podemos o con Ciudadanos, las negociaciones no alcanzaron la luz a pesar de que algunos confiaban en que el acuerdo llegaría a buen puerto, ¡para ellos claro!
Al final Sánchez, contumaz él en esto de intentar ser Presidente del gobierno lo intenta, sin detenerse a pensar que el hecho de que fuera nombrado candidato por el Rey y comenzara las negociaciones no implicaba una solución rápida ni la fijación de una fecha para la votación de investidura. Esta decisión corresponde exclusivamente al presidente del Congreso, según establece el artículo 170 del Reglamento de la Cámara baja.
El Presidente socialista de la Cámara baja ya ha dicho en repetidas ocasiones con insistencia su deseo por «acelerar» el proceso para despejar la situación política «cuanto antes» no pondrá piedras en el camino de ninguno de los candidatos y menos aún en el de Sánchez, al que debe su puesto actual. Ya dijo que daría tiempo para las negociaciones y le consultará antes de convocar el Pleno de investidura. Si Sánchez necesitaba más tiempo, se ha ido amoldando, lo que no va a ocurrir es que vaya un candidato al Congreso, sabiendo que no va a recibir la confianza de la Cámara,.
Al parecer, Rivera trasladó al Rey en la audiencia que tuvo en Zarzuela: «si hay realmente un candidato que vaya a asumir la responsabilidad de ir a un debate de investidura, debemos ser flexibles con el tiempo y que esas negociaciones puedan ser serias, para buscar puntos de entendimiento en medidas concretas. «Queremos que haya tiempo de realizarlas (las negociaciones) y se pueda llegar al debate de investidura con un trabajo hecho y con unas mayorías por lo menos intentadas».
Este proceso de negociaciones no es nuevo, no ha sido necesario en las últimas legislaturas pero es la misma fórmula que utilizó el ex presidente José María Aznar en 1996, cuando abrió una ronda de negociaciones tras ser designado por el Rey Juan Carlos. En aquel momento, los contactos se extendieron durante dos meses antes de que el entonces presidente del Congreso, Federico Trillo, convocara la primera votación de investidura a petición de Aznar.
Hasta entonces, no hay plazos. Solo una vez que se celebra la primera votación, la Constitución establece un plazo máximo de dos meses para que el Congreso de los Diputados otorgue su confianza al candidato. Si expira este plazo y los partidos no han llegado a un acuerdo, el Rey disolvería las Cortes y convocaría nuevas elecciones, que tendrían lugar 54 días después. No obstante, la perspectiva de nuevos comicios es la última de las opciones para el PSOE, cuyos estrategas creen que los nuevos resultados no les favorecerían sustancialmente.
Mientras tanto, el Parlamento sigue poniendo en marcha su maquinaria, el Pleno inició hace un mes su actividad, que ha quedado en «stand by» a la espera del resultado que den unas posibles y suponemos última consulta del Rey aunque la Mesa tiene previsto seguir avanzando en la configuración interna del Parlamento, y prácticamente ya han empezado a tomar formar las comisiones, que permitirán un trabajo parlamentario, adecuado.
La cuestión es que ya es hora de salir de esta situación.