El Camino de la vergüenza

*»Ni fronteras ni naciones». Lo escribió alguien, furioso con la política migratoria de la UE, en uno de los muros que cercan Moria, campo para refugiados llegados a Grecia, aunque algunos lo llaman cárcel, ya que allí personas de todas las edades, permanecen arrestados y privados de derechos legales, comida suficiente, calefacción o una cama.

Durante estos días de mayo los ciudadanos podemos asistir, en el patio de la Asamblea de Extremadura, sede del Parlamento Extremeño, a la exposición fotográfica “El Camino de la vergüenza” que recoge imágenes sobrecogedoras de la situación que viven miles de refugiados en diversos conflictos a lo largo y ancho de este inexplicable mundo.

 

Es asombroso lo acertado en la elección del nombre de la exposición y el lugar donde se ubica ya que incomprensiblemente son las instituciones las que podrían haber acelerado los trámites para paliar el sufrimiento de los protagonistas de dichas instantáneas de dolor y abandono. Es complicado entender el entramado de organizaciones involucradas en la ayuda directa y cómo la dificultad burocrática frena, una y otra vez dichas ansias de colaboración, por eso “no siempre es fácil ayudar”…

 

El pasado 15 de marzo se cumplieron cinco años desde que las protestas pacíficas en Siria, fueran brutalmente reprimidas por el gobierno de Bachar Al Asad, y las cifras, aportadas por CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) son demoledoras. 250.000 personas han perdido la vida y más de 11 millones se han visto obligadas a abandonar sus casas, incluidos alrededor de siete millones de personas dentro de Siria y más de 4,7 millones que actualmente se refugian en el extranjero, la mayoría en países vecinos como Turquía, Líbano y Jordania. Decenas de miles de refugiados sirios también han huido a Europa.

 

Pero… ¿la Junta de Extremadura no puede hacer algo más que mostrar en las entrañas del Parlamento Extremeño la crudeza de la situación que viven los refugiados, a través de estas fotografías?

 

En el año 2008 se creó la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el desarrollo (AEXCID) y reza en el Estatuto de Autonomía su razón de ser: “La Cooperación para el desarrollo es una de las expresiones de la solidaridad del pueblo extremeño con los pueblos más desfavorecidos de otras naciones”. Pero desgraciadamente la burocracia frena una y otra vez la voluntad de ayudar de las Instituciones gubernamentales extremeñas ya que como se advierte, dentro del Plan General de la Cooperación Extremeña, establecido para el período 2014- 2017: “la Cooperación Extremeña realizará los esfuerzos necesarios dentro del marco participativo establecido por el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación” .

 

En este sentido, el director de la AEXCID, Ángel Calle, señaló que “tenemos la logística preparada desde el 2 de septiembre”, a lo que añadió, refiriéndose a Extremadura, que “fuimos la segunda comunidad autónoma que se ofreció al Estado para aumentar el cupo y acelerar y poner más herramientas sobre la mesa para poder acoger a población refugiada de origen sirio”. Además, Calle fue crítico con el Gobierno al insistir en que entre las comunidades autónomas y el Ejecutivo central hay “una falta de comunicación absoluta”, a lo que añadió que “una cosa es que tengamos un gobierno en funciones, pero, en cuestiones humanitarias de esta gravedad no se puede seguir mirando hacia otro lado”. Extremadura lleva a cabo cinco intervenciones en Siria y países limítrofes con un presupuesto global de más de 600.000 euros, pero se sigue esperando la comunicación por parte del Gobierno de España, del número de personas que llegarán a la región. “Se está produciendo un incumplimiento por parte del Gobierno central de las acciones anunciadas, mirando hacia otro lado ante la situación insostenibles de miles de personas”

 

La realidad es que, en España apenas se han conseguido avances relevantes en la materia, al menos en lo que a la cooperación descentralizada se refiere, por lo que, uno de los desafíos que se ha definido para el sistema de cooperación español a la hora de la implementación de la agenda de eficacia y calidad es el de “Lograr que la Cooperación Española incorpore el enfoque de resultados como principio orientador de su actuación”. El resultado es que España no ha acogido a nadie desde los 18 que aceptó a finales de 2015.

 

Y la Iglesia, por detrás en cientos de políticas de ámbito social, se ha adelantado a la burocracia, con un golpe de mano magnífico de presencia y acierto por parte del Papa Francisco que visitó el pasado 16 de abril, a los refugiados del campamento de Moria, en la isla de Lesbos, donde pidió a la humanidad una respuesta «digna» ante el problema.

 

La financiación de la respuesta humanitaria no ha estado a la altura de las necesidades y ni siquiera se ha cubierto la mitad de la petición de la ONU registrada para 2015 de 8.400 millones de dólares para ayudar a la población siria. No puede haber más excusas cuando millones de personas están en una situación desesperada. -“España, en su rol en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, debe tener un papel proactivo para lograr un acuerdo político, mejorar el acceso humanitario y dotar con más fondos la respuesta internacional. Su implicación con la población siria también pasa por aumentar la cuota de refugiados que debe asumir el Gobierno a través de su programa de reasentamiento. Hasta la fecha no ha llegado ninguna de las 845 personas a las que se comprometió”, añade Paula San Pedro Responsable de Incidencia Política de Oxfam Intermón”

 

En política buscamos, y proponemos soluciones que deben ser acordes con la legislación vigente, pero si el derecho y el cumplimiento de las normas lleva a la desidia, entonces, los partidos deberíamos convertirnos en ONGS y pedir que marquen nuestra casilla en las declaraciones de la renta, situada junto al cuadrito de la Iglesia, que esta vez, se nos ha adelantado y sin embargo, hay que felicitarles por cubrir ese ámbito de ayuda provocado por el vacío legal o la inoperancia administrativa.

 

El Reglamento de Dublín, vigente desde 2003, establece que si una persona entra por un país A de la UE y acaba llegando de forma irregular a un segundo, B, éste puede devolver al demandante de asilo al primero para que gestione allí su petición. Y eso vale para todos los países… salvo para uno, que es precisamente Grecia, pues el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo falló hace un lustro que el país no ofrece los mínimos básicos, por lo que los refugiados no pueden ser devueltos allí.

 

 “Habeas Corpus”, es el momento de los jueces de instrucción, por encima de gobiernos y ejecutivos que no han cumplido hasta ahora, que ordenen la libertad inmediata de los detenidos amparados en los más básicos derechos humanos. “Gritad Habeas Corpus, de frontera en frontera cerrada ante vuestras legítimas reclamaciones como refugiados, gritad Habeas Corpus, hasta que los intereses económicos, sociales y políticos estén, por fin, al servicio de la humanidad y no de las grandes corporaciones o macro estructuras burocráticas, que entienden o desoyen vuestros reclamos. Mientras tanto, todos somos culpables.