¡Qué susto¡ ¡Poco más y soy homófobo, y yo sin saberlo¡ Pero me he librado por unos kilos. Porque según Sara Hernández, secretaria general de PSOE-M, el perfil del homófobo es el de; Blancos, delgados y católicos.
Y lo de blanco y católico lo cumplo, así es que voy a aparcar lo de la operación “bermudas”, del verano, para que no se me note mucho la barriga cervecera, por varios motivos, porque uno ya está en edad de pasar de todo, porque es un rollo el privarte de lo que te gusta, pero sobre todo, porque si adelgazo, seré homófobo, y no veas lo que me va a molestar, porque entre mi entorno, tengo amistades gays que son excelentes poetas, restauradores, artistas, o simplemente buena gente. Sin contar algunos familiares. No me pegué, más de dos mil kilómetros en coche porque íbamos varios en él, con lo que significa ya a ciertas edades, para asistir a la boda gay de un familiar muy querido, para que ahora resulte que soy homófobo.
No se le achaque a la religión católica ese rechazo social, que han sufrido, sino al poder político y económico, que tras las guerras y las pestes medievales se quedó sin soldados para mantener sus reinos e intereses, y sin mano de obra para labrar los campos y trabajar. De ahí a declarar un estigma a solteras, siempre que no fueran monjas, gays, y relaciones sexuales cuyo fin no fuera la procreación, y evidentemente, perseguir los métodos anticonceptivos, no hacía falta mucho, y para que tuviera alguna repercusión, sólo se necesitaba adornarlo con una filosofía religiosa, y condenar a herboristas y curanderas, especializadas en remedios anticonceptivos llamándolas brujas, para rematar faena .
Pero esta hipocresía y ataque al catolicismo, que últimamente está de moda, se palpa en sus palabras, entre líneas, cuando para afinar más el perfil del homófobo, afirma que es “perteneciente a la fe mayoritaria”, con lo que parece dar por supuesto que si eres musulmán, de la Iglesia Evangélico o Testigos de Jehová, te has librado.
Señora Sara Hernández, muchas gracias por sus palabras, le agradezco que me haya dado un buen motivo, para seguir sin cargo de conciencia, por los kilos demás, con mi cervecita a media mañana, acompañada con un poquito de jamón extremeño, y llamaré para que me acompañen, en tan buenos momentos, algunos de mis amigos gays, cuya conversación y compañía me es tan grata. Y mientras me doy unas sonoras palmadas en la barriga, les diré. ¡Tranquilos, que no soy homófobo, me lo ha dicho la Secretaria del Psoe de Madrid¡