El circuito de Monza fue creado para gloria de los bólidos rojos italianos. Históricamente, los motores de Ferrari eran los más rápidos y en la Fórmula 1 de antes se ganaba por potencia. Ahora es otra cosa. Chasis, suspensiones, aerodinámica… Hay factores con mucha más influencia que hace años. Pero este circuito es para monoplazas que corren muchísimo y los Ferrari no son los más rápidos. Son los Mercedes. Si además ayudan a sus rivales superiores con continuos errores tácticos, pues apaga y vámonos.
Gran Premio de Italia de Fórmula 1 2.016.
Autódromo de Monza.
Y en eso andaban los pilotos. Esperaban a que el semáforo se apagara y partir volando por el autódromo italiano. La primera línea copada por Mercedes y la segunda por Ferrari. La única posibilidad de los coches de Maranello era un fallo de sus rivales teutones. Hamilton sale muy mal y Rosberg muy bien. Los monoplazas llegan a la conflictiva chicane de final de recta con Rosberg mandando perseguido por los dos Ferrari, Bottas, Ricciardo y Hamilton.
Tras una vuelta, y como ocurriera hace siete días en Spa, Nico puso música, bajó la ventanilla y disfrutó de un plácido viaje hacia la victoria. Las carreras que a él el gustan. Aire limpio y Hamilton lejos. Pero la horrible salida de Lewis ponía interesante la carrera. Tenía que remontar. El inglés se puso en modo bestia. Adelantó al Red Bull de Ricciardo y al Williams de Bottas y comenzó la caza de los bólidos rojos.
Por detrás, Alonso rodaba noveno y Sainz hacía lo que podía con un lentísimo Toro Rosso.
Pasaban las vueltas. Se acercaba el primer cambio de neumáticos. Ferrari iba con blandos. Mercedes con medios. Estaba claro que los italianos tenían que entrar antes que lo alemanes. Pero se podía dejar la puerta abierta a un cambio o a dos. Lo que si estaba claro es que Hamilton era más rápido que Vettel y Kimi. Estaba cavilando sobre estos temas cuando en Ferrari pensaron por todos. Sin apurar al extremo las gomas, entró uno y a la vuelta siguiente el otro, poniendo ambos los neumáticos blandos otra vez. Para qué estrujarse el cerebro. Para qué intentar algo distinto con uno de sus coches. Sus dos bólidos calcaban estrategia. Ya estaba la carrera decidida. Lewis haría solo un cambio, llegaría el segundo minimizando su fallo en la salida y listos. Posiblemente el británico hubiera dado cuenta de los Ferrari en cualquier situación, pero ser tan reservón y en casa, ante sus aficionados. O tan poco avispados…
Fernando Alonso fue perjudicado en su primer cambio de neumáticos ya que su semáforo no se puso en verde y un mecánico le dio paso cual guardia local. Perdió unos segundos valiosos para puntuar. Pero hay que ver el vaso medio lleno. El Mc Laren corría. Tanto es así que el asturiano se dio el lujazo de cambiar a gomas nuevas a falta de tres vueltas y, descargado de combustible, hacer la vuelta rápida de carrera. Desde el año 2.013 no marcaba Fernando una vuelta rápida. Y recordemos que Monza es circuito de potencia pura. Tengo muchas ganas de ver a Fernando en Singapur.
El gran circo se marcha a Asia con los dos pilotos de Mercedes separados por dos puntos en su mundial particular. Los demás están muy lejos.
Próxima estación, Singapur.