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GESTORAS EN EL PSOE

OPINIÓN
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Formé parte de una Gestora, hace ya algunos años al comienzo de mi carrera política.
Dimitió, o la hicieron dimitir, una alta responsable provincial del partido y, siguiendo las
pautas acostumbradas en el Psoe, la Ejecutiva Regional eligió diez hombres y mujeres
«buenos» para encauzar la vida organizativa del partido en Cáceres y dirigirlo hacia una
nueva convocatoria del Congreso que votara una nueva dirección y lo normalizara.
Yo era muy joven y me entregué al trabajo con vehemencia y determinación. Visité
agrupaciones, al igual que mis compañeros de gestora, organicé asambleas, templé
gaitas, escuché improperios, a veces amenazas con escopeta incluída y logré la elección
de los representantes comarcales, que me tocaron, al congreso que al fin se celebró.
Entre medias, las discusiones en el propio órgano en el que trabajábamos también se
producían, entre personas diversas con diferentes planteamientos políticos de lo qué
había, o no, qué hacer, siempre subyacente el deseo de cada corriente de conseguir
mayor número de congresistas que los otros, para ganar la votaciones en el Congreso e
imponer la nueva dirección.

El Psoe es un partido terriblemente cainita, capaz de la mayor de las generosidades y de
la peor de las miserias, cuando se ponen en marcha los mecanismos conducentes a un
determinado poder. Así que nadie de la gestora salió inmune. Llegamos al Congreso un
tanto atemorizados, sin seguridad de que los compañeros eligieran nuestro esfuerzo para
restablecer el orden normal de las cosas. Al final, ganamos e iniciamos una etapa
directiva provincial, humilde pero segura, en la que la confianza de tantos y tantos hacia la
estructura volvió a funcionar.

Lo traigo hoy a colación por lo que viene siendo noticia estos últimos días: la guerra
descarnada, con luz y taquígrafos del Psoe nacional. Habrá tiempo de analizar cómo se
ha llegado hasta aquí y de qué manera el factor humano ha influido de manera
considerable, mucho más que una diferente concepcion de lo qué es ser de izquierdas.
Pero hoy quiero centrarme en la difícil tarea de la Gestora federal para restañar las
heridas.

Les deseo éxito, sin duda, porque de sus aciertos depende el que el partido socialista
pueda no desmoronarse totalmente y se necesite una refundación.Tendrá que hacer
acopio de paciencia, de diálogo firme, aunque deba dialogar mucho, de reestablecimiento
de unas formas, de un respeto entre iguales. Ha sido terrible observar la radicalidad de
algunos y algunas contra quienes diferían, muchos desde la experiencia y éxitos
contrastados, de sus opiniones. La manipulación ha estado a la orden del día, entrando y
saliendo de las sedes, con todos los medios esperando alguna información para sus
crónicas diarias. Sin comprender, no tienen por qué, algunas de las tácticas y escrúpulos
procedimentales, propios de la cultura del partido.

Lo dicho: les deseo mucha grandeza de miras. Y mucha paciencia, claro. 


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