Una diputada ha manifestado recientemente que su grupo político ganaría las elecciones si no votaran los mayores de cincuenta años. Un deseo que nada tiene que ver con la democracia. En la segunda república española se intentó negar el voto a las mujeres porque iban mucho a la iglesia y su decisión iba a ser conservadora. En Estados Unidos estuvo prohibido el voto a las personas de raza negra por la Ley Jim Crow que no fue abolida hasta el año 1963.No tiene sentido rechazar a los votantes en ninguna circunstancia y con mayor razón a las personas por sus años, quienes fueron jóvenes magníficos trabajando en las distintas ramas desde temprana edad o terminaban la carrera y entonces iniciaban un trabajo que llevaba consigo la emancipación real y la creación de su propia familia.
Ha pasado el tiempo y han recorrido un largo camino que acumula conocimientos ,experiencia y serenidad. El progreso como diría Schelling es la “Odisea de la Conciencia”. El mundo ha cambiado, es verdad. La gente era muy rara: daban cuerda al reloj y los teléfonos tenían cables. El bacalao era lo que se comía los viernes y una hamburguesa una chica nativa de Hamburgo.
Sin duda han vivido un mundo distinto pero su adaptación a la modernidad ha sido prodigiosa (ya decía el escritor italiano Pico de la Mirándola, que la mejor cualidad del ser humano es su fácil adaptabilidad) y hay que decir que todos, casi todos, han sido ciudadanos muy responsables, buenos hijos, buenos padres-algunos son los progenitores de los que ahora quieren obviarlos que se sacrificaron para darles buena educación- y excelentes profesionales prestando siempre ayuda e interesándose por los problemas de los otros tanto o más que por los propios. Adquirieron una cultura grecolatina y extensa formación. No confunden Suiza con Suecia, saben que Confucio no fue el que inventó la teoría de la confusión, y que Sócrates no es un jugador de futbol, como algunos jóvenes ignorantes expresan sin rubor.
Es preciso recordar a toda aquella gente estupenda que han construido la España actual, ejercieron su profesión y su trabajo con la ilusión de participar en una importante tarea. Las mujeres de la edad también han sufrido algunos contratiempos. Entonces extrañaba verlas tan resueltas afrontar cualquier trabajo, lo mismo eran costureras que ingenieras de caminos, médicas o abogadas. Alguna ha contado su experiencia al tomar posesión de una plaza, tras duras oposiciones. Un Secretario General le preguntó que si estaba casada porqué no la mantenía el marido. Según este «intelectual «quitaba la plaza a un hombre, padre de familia. Después de haber llegado hasta allí ya pueden imaginarse lo que contestó: y a Vd. porqué no le mantiene su mujer que tiene una tienda en Madrid ( eso lo sabía por casualidad) . El buen machista insistió en recordar los muchos males femeninos . Lo triste es que aún sigan proclamándose estas discriminaciones entre gente que presume de progresismo, en este caso, por la edad.
Según Cicerón la vejez es honorable: Senectus honesta est, si se ipsa defendit, «si sabe defenderse de ella misma, si mantiene su derecho, si a nadie se liga y si hasta el último aliento ejerce el dominio sobre los suyos.» Es importante, dice también Ciceron, ocuparse en trabajos y estudios y así se va envejeciendo sin brusca ruptura de la vida con el quehacer cotidiano.
Creíamos que la democracia ofrecía la seguridad de que una persona es un voto para garantizar la igualdad. Segregar por edad, por saberes ,por raza o por cualquier otra circunstancia se asimila al fascismo. Solo tienen que votar los que tengo la seguridad de que van a votarme, un prodigio de dignidad.
LA AUTORA ES ACADÉMICA CORRESPONDIENTE DE LA REAL ACADEMIA DE JURISPRUDENCIA Y LEGISLACIÓN