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¿ QUIÉN DESENREDA EL OVILLO?

OPINIÓN
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[Img #53316]En el último disco de Vanesa Martín hay una canción que repite una y otra vez: «Cómo lo
resolvemos…cómo hacemos un ovillo con todo lo qué sabemos..» Me he acordado de ella
leyendo las redes sociales durante los días previos a la investidura de Rajoy como
Presidente, e incluso en los días posteriores…

Me dicen unos amigos que echan en falta, en mis comentarios en Facebook y Twitter, una
postura menos tibia en relación con los últimos acontecimientos políticos. Es curioso que
me lo pregunten pues la tónica dominante en este mundo mediático es no interesarse por
lo que opinan personas que no están ya en el candelero político, que no son dirigentes,
que no tienen detrás ejército de fans y presupuesto público.

La segunda falacia de estos tiempos de prisa es creer que no tienen opinión ni influencia,
otro motivo por el que no hay que gastar ni un minuto en apreciar su experiencia o sus
facultades. Constituye ésto una moda de uso corriente, pues entendida una organización,
cualquier organización, como un sitio en el que se logran cuotas de pretendido poder,
quienes deciden los que deben estar o no, lo hacen con criterios altamente subjetivos. En
función de sus intereses.

Es de prudentes no entrar en un tumulto desorganizado donde nadie escucha a nadie, tan
poseídos por la verdad como están los unos y los otros. Es difícil el entendimiento porque,
entre tanta algarabía y presentación de «principios», a nadie se le escapa que detrás de
todo lo qué se dice hay un posicionamiento de cara a futuros Congresos. De los que
ocupan sitio porque no quieren soltarlo y de los que no lo tienen porque aspiran a
tenerlo…

Algunos hemos pasado por la experiencia de Pedro Sánchez. Sin contemplaciones y con
fiereza; por eso sabemos de lo qué estamos hablando. Es muy difícil entender para
nosotros, las razones políticas que conducen a ser tan crueles unos para los otros. En su
momento yo tuve la oportunidad de «haber cogido la bandera», no lo hice por no entrar en
una guerra mayor de los unos contra los otros. Aunque hoy, a la vista de cómo se han
desarrollado todos los acontecimientos posteriores y como ha sido el comportamiento de
muchos, me pregunte a veces si no debí hacer lo contrario de lo qué hice. Y qué hubiera
ocurrido.

Por eso entiendo muy bien a Pedro Sánchez. Si quiere seguir en política no le quedaba
otro remedio qué posicionarse como lo ha hecho. Es una de las «cargas» de un número
«uno» que no puede difuminarse en el paisaje como han hecho todos los demás, porque el
«jefe» debe ser un ejemplo ante su «ejército». Lo tendrá muy difícil. No va a disponer de
demasiadas ayudas. En un partido centenario hay muchos argumentos aparateros para
usar en momentos parecidos a éstos. Va a sufrir. De si consigue o no mantener la llama
entre sus fieles dependerá su supervivencia. Y también de la suerte. La suya y la de sus
detractores. En cuanto a los que están en el otro «bando» aún no lo saben, pero su tiempo
ha corrido deprisa, muy deprisa, en estos últimos meses. El lenguaje y las formas son la
manera más representativa de una época y los suyos, aún diciendo en muchos casos
verdades como puños, ya no son creíbles . 


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