En Extremadura «sólo» un 19 por ciento de la semilla de cereal de invierno es «certificada», y un 4 por ciento corresponde a grano acondicionado, según ha informado Anove
Por ello, ANOVE, Asociación Nacional de Obtentores Vegetales, ha manifestado los problemas «legales» y de «pérdida de producción» que puede generar el uso de semilla fuera del circuito «autorizado».
Además, ha resaltado que en España se siembran 5,5 millones de hectáreas de cereal de invierno, como son la avena, la cebada, el trigo, el centeno y el triticale.
Por otro lado, el secretario general de Anove, Antonio Villarroel, ha manifestado que «todavía» queda «mucho camino que recorrer para conseguir que el uso de semilla certificada se la práctica habitual en el cultivo del cereal».
VENTAJAS PARA AGRICULTORES
De este modo, un 57 por ciento se puede considerar semilla legal, mientras que el 43 por ciento restante es de origen «desconocido», en «muchos casos clandestino», y «sin ninguna» clase de control.
Por ello, han alertado de los «importantes» riesgos que conlleva el uso de semilla «no autorizada», y han afirmado que «solamente» el 28 por ciento de la semilla de cereal de invierno que se utiliza es «certificada».
Este tipo de semilla, «no cumple» con los estándares «oficiales», que garantizan la semilla certificada, tales como la germinación «mínima», la pureza varietal o la sanidad de la semilla.
Así, han advertido de que la «única» semilla que puede ser comercializada es la certificada, y que «ninguna» otra semilla, simiente o grano para siembra puede ser comprada o vendida.
A su vez, Anove ha querido destacar las «importantes» ventajas de la semilla certificada para los agricultores, como son el uso de «menores dosis» de siembra o el «aumento del rendimiento», entre otras.
Por último, han expresado que los agricultores están «autorizados a reemplear» como semilla el grano que obtengan en su propia explotación, pero dichas semillas no pueden «en ningún caso» comercializarse ni intercambiarse.