Digital Extremadura

 LA DESAPARICIÓN DEL PAPEL

OPINIÓN
Comparte en redes sociales

La nueva forma de leer y escribir electrónica ha modificado los hábitos de lectura de un gran número de personas. Cada vez con mayor frecuencia disponemos de  nuevos medios de inter-comunicación a través de una cuenta de correo electrónico o los espacios de la Red a la que puede accederse hoy día de una forma más o menos habitual, razón por lo que se ha definido este fenómeno como “diabetes informática”, metáfora introducida para explicar el nuevo sistema tan divulgado en la actualidad  que prácticamente todo el mundo  utiliza. Con este nuevo sistema la creación literaria, incluso la científica,  pasa directamente del autor al lector sin continuidad.

 

Ha habido un gran cambio en los sistemas. En Grecia se escribía sobre la arena. A lo largo de la historia se  empezó por escribir con pluma o lápiz. La escritura a máquina fue como el principio de la emancipación y la partida hacia el espacio público. Primero llegó una máquina mecánica que ahora parece rudimentaria, más tarde apareció la máquina eléctrica y después el ordenador del que ya casi ningún escritor puede prescindir ni  los profesionales: médicos, abogados, editores etc., ni cualquier persona aunque sea mayor. A veces llegamos a preguntarnos como alguien pudo trabajar antes sin él.  

 

Heidegger había dicho que el trabajo del pensamiento es un trabajo de la mano», pero no quiere ello decir que haya que dejar de utilizar la máquina precisamente porque el recurso del ordenador o de la máquina no prescinde de la mano, es simplemente otra escala: un paso del pensamiento a la mano y de esta a la máquina.

   

dificultad y  que no comprenden lo que significa la existencia de la máquina porque  aunque saben su manejo no entienden cómo opera el “demonio” que está dentro del aparato. La máquina va caminando veloz, casi más rápida que el pensamiento. Parece manejada por un desconocido demiurgo, pero hay que ir despacio, no hay que sacralizar la máquina, advertir  para su desmitificación, que un corte de luz, una imprudencia o una tecla equivocada pueden aniquilar en un instante muchas horas de trabajo, lo que no sucede con lo escrito a mano ni con la antigua máquina de escribir.

 

En el tratamiento de textos, lo escrito pasa por menos personas, apenas hacen falta correctores y existen menos posibilidad de intervenciones extrañas que puedan variar el texto genuino. Lo escrito puede modificarse inmediatamente y no se guarda ni rastro de lo modificado  al contrario que las tachaduras que quedan como una huella sobre el papel. Muchas son las reconstrucciones que han podido realizarse de escritores famosos que guardaron las correcciones o dejaron sin destruir las páginas de un cuaderno. Lo cierto es que hay que admitir que con el nuevo sistema, cada vez se necesita menos el papel.

 

Hoy  podemos dar al editor o enviar a un diario un artilugio a la vez que el manuscrito. Es más, casi resulta indispensable. Un nuevo “ejecutor” controla el texto como si fuera  un intermediario invisible y así sale la obra a la web y llega  a divulgarse extensamente nuestro pensamiento.

 

El gran filósofo Jaques Derrida en su obra «papel máquina» mantiene que hay que aceptar la mutación que convertirá el libro en una rareza. El valor del libro es incalculable. Ofrece mil posibilidades a la imaginación. Es famoso el precioso aforismo que dice: “el libro es un cerebro que habla. Cerrado  es un amigo que espera, olvidado, un alma que perdona y destruido un corazón que llora.” Pero en la actualidad  el papel  cada vez tiene menos protagonismo aunque no es una superficie inane, tiene una historia corta pero intensa. Para que el papel no se extinga habrá que arbitrar algún sistema, un archivo con los soportes de impresión. La sola palabra papel puede recordar la destrucción, puede degenerar en papel de embalaje, en montones de periódicos que pagamos para que se los lleven «al peso» para hacer “trapos”, pero es inevitable que aparezca en nuestra conversación. Cuando decimos que alguien no vale se habla de “tigre de papel” , para desacreditar algo se dice que es “papel mojado” o que solo está sobre el papel.

 

Muchos escritores pensaron que nunca  llegarían a plegarse a la ley dictada por una máquina. Es cierto que de esta máquina sale una escritura más fluida. Las tachaduras se ocultan, se tapan, desaparecen. No existen ni han existido. El texto es un espectáculo, pueden cambiarse los párrafos sin ningún problema. Los usuarios llaman copiar y pegar a esa actuación. Hasta los juicios se graban y los contendientes reciben un «disquete» con las conclusiones y la resolución final.

 

Los papeles dan poder. No debe olvidarse que se necesita el papel en contratos, actas, y otros asuntos burgueses. Por el contrario  se persigue a los “sin papeles” que son o están fuera de la ley, son un no-sujeto de derechos.

 

El derecho se materializa, está consagrado en “papeles”, todos tenemos un papel que es el de identidad, el carnet de conducir o para demostrar que pertenecemos a determinadas asociaciones. Papeles son también los billetes  del metro, del tren o del avión.

 

 Por otra parte tenemos en nuestra  vida demasiado papel, acumulamos papel mucho más que antes de tener el ordenador , eso sin contar los libros, las revistas ,los papeles para envolver regalos, tantos que casi nos expulsan de la propia casa pero a pesar de todo nunca diremos adiós definitivo al papel, que tantos beneficios nos ha producido.

          

LA AUTORA ES ACADÉMICA CORRESPONDIENTE DE LA REAL ACADEMIA DE JURISPRUDENCIA Y     LEGISLACIÓN          


Comparte en redes sociales

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *