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[Img #54627]Julio Anguita en Octubre de 2016, dijo “. Iglesias no es más que un discípulo de Felipe González” Para el ex presidente, el inspirador de ese desprecio político y personal del jefe de Podemos, proviene de su maestro ideológico: Julio Anguita, con el que González se las tuvo tiesas durante los años noventa a cuenta de la «pinza» con el PP de Aznar, también de su cosecha proviene la andanada que el 2 de marzo último propinó Iglesias a González durante la fallida investidura de Pedro Sánchez, cuando aludió a que “Felipe tiene el pasado manchado de cal viva”.

 

El veterano comunista Anguita le dio, según esas fuentes, dos consejos a Iglesias hace años: que integrara a Izquierda Unida en un movimiento radical para combatir a «la casta» y que situara en su diana política a González. Ambos objetivos han formado parte de la estrategia del responsable populista ».

 

Precisamente en la semana previa al escrache agresivo que impidió que el propio González y Juan Luis Cebrián, impartieran una conferencia en la Universidad Autónoma de Madrid, dos mensajes en su cuenta de Twitter tenían al presidente socialista como objeto de mofa. El primero, horas antes de los incidentes, se plasmó en una antigua foto de González en la que con una de sus manos hacía la señal de victoria y con la otra levantaba el puño cerrado al uso comunista, para ironizar sobre la ambigüedad del mandatario socialista.

 

Esa fijación reciente ha salido gracias a Iglesias y Errejón, y comienza un día de noviembre de hace dos años. Iglesias y Errejón acuden a una cena a la que les convida José Bono, y en la que están presentes también otros dos dirigentes de postín: José Luis Rodríguez Zapatero y Emiliano García-Page. Aunque el encuentro se mantiene en secreto, finalmente el diario Huffington Post lo destapa.

 

Es evidente que esa velada tiene una segunda lectura por parte de Iglesias: crear complicidades con socialistas que se consideran «versos sueltos» pero que todavía disfrutan de ascendencia en el partido al que su formación intenta liquidar.

 

Su enemigo a batir es precisamente el referente de ese socialismo que a duras penas pugna por recuperar el Gobierno de España, al perder la mayoría absoluta el PP en 2011. Por ello, no ceja de bucear en la trastienda de González. Nada más celebrarse las elecciones del pasado diciembre y cuando se le reprocha su laxitud con los independentistas, el dirigente populista recupera en las redes sociales una frase coincidente con su discurso sobre la plurinacionalidad. «La concepción de España como nación de naciones -sostiene ese texto que data de 2010- nos fortalece a todos». Apunte que suena al pensamiento de Felipe González, plasmado en un artículo que firma con Carme Chacón días después de la sentencia del TC sobre el Estatuto catalán.

 

Las humillaciones no han descansado desde entonces: desde la chirigota que le dedicó en un mitin en Cádiz en el que le llamaba «traicionero» hasta sus constantes alusiones al disfrute de la «dolce vita» por parte del expresidente. «Drogadicto del poder», «inmerso en la decrepitud», «caricatura de sí mismo»… son algunas de las ofensas que Iglesias ha dedicado al exjefe de Ferraz. Cada vez que González, implicado en la defensa de los derechos humanos en Venezuela, le ha recordado su connivencia con ese régimen, el líder populista se ha revuelto


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