Aquí tienes una crónica periodística con tono humano y reivindicativo, basada en el texto que me diste:
«No son paquetes: son vidas»
R. DEx, Cáparra, 11 de agosto de 2025 – Entre las ruinas milenarias de la ciudad romana, donde cada piedra evoca siglos de memoria, el consejero de Presidencia, Interior y Diálogo Social, Abel Bautista, alzó la voz para denunciar lo que calificó como “una desinformación absoluta” del Gobierno central en el nuevo reparto de menores migrantes no acompañados.
En sus palabras se mezclaban el rigor de los datos con la indignación humana. “No estamos hablando de paquetes que se envían y se reciben. Estamos hablando de personas, de menores que llegan tras una travesía durísima, que no conocen nuestro idioma ni nuestra cultura, y que merecen toda la dignidad del mundo”, subrayó.
Un sistema al límite
Bautista expuso con crudeza la situación: Extremadura tiene capacidad para acoger a 374 menores —migrantes y no migrantes—, pero ya atiende a 81 menores no acompañados, lo que, con el anuncio de 159 llegadas más, llevaría al sistema a un “colapso del 300 o 400%”.
La alerta no es nueva. Lo que indigna al consejero es enterarse “por la prensa” de un reparto “distinto” al previsto y sin aprobación oficial. Y, sobre todo, sin recursos suficientes: los dos millones de euros asignados solo cubrirán los primeros tres meses de estancia. “Después, es la comunidad quien asume sanidad, educación, personal, alimentación… y dignidad. Y esa dignidad es lo que le falta al Gobierno de España en este asunto”, recalcó.
Solidaridad desigual
Extremadura, dijo Bautista, ha sido solidaria con Canarias desde el primer momento, igual que la mayoría de comunidades autónomas. Sin embargo, no ocultó su crítica hacia País Vasco y Cataluña, a quienes acusó de “políticas xenófobas y racistas” por negarse a acoger a más menores. “Es muy duro decirlo, pero es la realidad: no quieren que lleguen porque no van a aprender nunca el catalán o el vasco. Y utilizan sus votos como chantaje político para evitarlo. Es repugnante y rechazable, sea cual sea tu ideología”.
Humanidad por encima de ideologías
Más allá del pulso político, Bautista insistió en lo esencial: “Estamos hablando de seres humanos, no de cifras ni porcentajes. Llegan aquí después de cruzar mares y fronteras, con heridas visibles e invisibles. Si algo les debemos, es un recibimiento digno, sin improvisaciones, sin ocultar la información y con un sistema capaz de atenderlos”.
En Cáparra, donde las piedras cuentan historias de migraciones antiguas, la denuncia del consejero resonó como una advertencia: un país que trata a sus menores migrantes como cargas y no como vidas, está fallando en lo más elemental de su humanidad.