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Algunas reflexiones ante el 8 de marzo

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Cuando oigo hablar de que aún hay pocas mujeres en puestos de decisión en la universidad, siempre recuerdo lo que dijo Susan Sontag:

(…Las mujeres) “pueden aspirar a ser sabias, no solo agradables; a ser competentes, no solo serviciales; a ser fuertes, no solo elegantes….

Es decir, primero me preparo, luego me presento, después estoy. Si mi cerebro tiene las mismas posibilidades que uno masculino no he de tener miedo a competir, disponer de ambición para presentarme y tener un propósito y unos objetivos para después de ganar.

No todas las mujeres se lo plantean de igual modo.Y no necesariamente por sentirse inferiores, sino porque su tiempo deciden emplearlo en otros quehaceres. Sin más. No hay discriminación al respecto, en muchos casos, sino retirada de la propia mujer, que no quiere, que no se siente obligada o comprometida, que no tiene seguridad.

Mucho se ha avanzado en la liberación femenina. Siguen existiendo casos sangrantes, tremendos, repulsivos. De acoso laboral, de maltrato, pero no es (afortunadamente) lo corriente en nuestro país. La continua repetición de que es preciso que las mujeres intervengan en el espacio público y las normas elaboradas al respecto, han dado resultados. Hoy, la gran mayoría de hombres y mujeres lo tiene asumido y asimilado. Las cuotas obligatorias han hecho paritarias las listas y han llenado los lugares políticos de hombres y mujeres al alimón. También los empleos gozan, en general, de estas características. Y ello es bueno, claro que sí.

Pero a decir de muchos podríamos estar ante un retroceso en las reivindicaciones clásicas del feminismo. Es lo que tiene escudriñar tanto, introducir en las peticiones a tirios y troyanos e intentar ganar puntos políticos con las desgracias ajenas.

Me recuerda la indefinición que surgió en una de las asignaturas básicas de la carrera de Magisterio cuando su evaluación se troceó en pequeñas unidades y se las quiso calificar individualmente, aquello no funcionó. Porque la mayoría de las veces (por no decir siempre), un proceso y su desarrollo deben analizarse en conjunto porque sus partes se entrelazan y retroalimentan.

Y eso ocurre con el feminismo, cuyos objetivos prioritarios han de ser generales si se quiere que sean generalmente compartidos. Aunque deba estudiarse con respeto toda la diversidad de  casos posibles. Y estos últimos no ser excluyentes unos de otros.

Parece llegado el tiempo de no aparecer en cualquier lugar, única y necesariamente por una cuota o un designio protector. Demostrado que cualquier mujer necia tiene las mismas opciones que cualquier hombre necio, es hora ya de avanzar de otra manera. Pero por tercer año consecutivo el día 8 de marzo las mujeres no forman un bloque único y participarán en manifestaciones distintas dado que no existe el consenso en asuntos como la abolición de la prostitución, la llamada agenda queer incorporada al feminismo clásico y la ley “trans” que para muchas “borra a las mujeres”. El choque entre Podemos y socialistas por todas estas cuestiones está en la base de muchas disquisiciones y ha llegado hasta la calle. Eso no ayuda.


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