Cáceres, 23 de diciembre de 2025. DEx
El Pleno del Ayuntamiento de Cáceres aprobó este martes, en una sesión extraordinaria tan breve como calculada, la prórroga de las tarifas bonificadas del transporte urbano para todo 2026. Unanimidad absoluta, foto de consenso y mensaje claro: ningún cacereño perderá su abono gratuito o su descuento el 1 de enero, aunque en Madrid sigan ajustando el BOE como si no hubiera prisa.
La decisión asegura la gratuidad de los abonos joven y senior, así como el 50% de descuento en los títulos multiviaje. Todo ello, independientemente de cuándo el Gobierno central apruebe —si es que lo hace a tiempo— la normativa estatal que regula las ayudas al transporte público. En otras palabras: el Ayuntamiento se hace cargo del puente presupuestario para que los usuarios no sufran un parón que, a estas alturas del año, habría sido un torpedo directo a la línea de flotación de la movilidad en la ciudad.
El coste real de mantener este esquema es contundente: 1,54 millones de euros con fondos propios. Si el Estado acaba aportando lo comprometido, la factura se reduciría para el consistorio a unos 520.000 euros. Pero la política, últimamente, funciona como un semáforo intermitente, y el ejecutivo local ha preferido no esperar a que Madrid se decida a cambiar la bombilla.
Con esta medida, el Ayuntamiento compra tiempo, estabilidad y un mínimo de paz social en un área tan sensible como el transporte urbano, donde cualquier cambio brusco —especialmente en precios— genera un clima de irritación ciudadana que después no hay quien apague. La prórroga también evidencia la dependencia de los ayuntamientos respecto a una normativa estatal que llega tarde y mal desde hace dos ejercicios, obligando a los gobiernos locales a improvisar prórrogas, ajustes y compromisos financieros de difícil digestión.
La unanimidad política lograda hoy no oculta una realidad incuestionable: el sistema de bonificaciones del transporte es sostenido en gran parte por las cuentas municipales, que terminan pagando la incertidumbre administrativa del Estado y convirtiendo la movilidad en un ejercicio de funambulismo presupuestario.
Pero, de momento, los cacereños seguirán viajando gratis o con descuentos. Y ese, al final, es el mensaje que el Ayuntamiento necesitaba blindar antes de que acabe el año. El resto —las ayudas estatales, los plazos, las transferencias y los compromisos— quedará, como siempre, para otra sesión extraordinaria, otro pleno urgente o, en su defecto, otra fotografía de consenso que maquille la falta de certezas.






