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Asaja considera que la nueva subida del SMI será “dramática” para el campo extremeño

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La organización agraria aclara que no está en contra de que los trabajadores tengan un salario acorde a la realidad actual que vivimos, pero sí de que los empresarios agrarios soporten incremento tras incremento de los costes salariales (SMI, cotizaciones sociales, impuestos) sin ningún tipo de compensación o ayuda para afrontar los mismos

Los agricultores y ganaderos han visto incrementados sus costes de producción hasta límites de todo punto inasumibles, de ahí que el número de explotaciones que cierran cada día es alarmante

 Asaja Extremadura considera que la nueva subida del Salario Mínimo Interprofesional anunciada por el Gobierno de España provocará unos daños “dramáticos” para el sector profesional agrario especialmente en Extremadura, donde el peso económico de la labor agraria y ganadera es especialmente significativo. De hecho, la subida de los costes de producción y de la inflación ya se está dejando notar en el mercado laboral y, en concreto, en la agricultura y ganadería, con unos malos datos en Extremadura en la contratación de empleo agrario en este comienzo de año.

En las actuales circunstancias, con una inflación disparada en el último año y medio que conlleva unos costes de producción absolutamente inasumible para la rentabilidad de las explotaciones agrarias, este último anuncio en año electoral, aprobado sin consenso y sólo el apoyo de los sindicatos CCOO y UGT,  provocará que el Salario Mínimo Interprofesional ha aumentado en 344 euros en los últimos cinco años, con el consiguiente incremento en las bases mínimas de cotización.  Según ha explicado Ángel García Blanco, presidente de Asaja Extremadura, “a este disparado incremento de los costes salariales debemos añadir los incrementos de precios de prácticamente todos los bienes de producción”, como son las semillas, fertilizantes, abonos, piensos y por supuesto combustibles y energía. Con unos costes de producción desorbitados y  sin margen de maniobra para poner precio a lo que los agricultores y ganaderos producen, la viabilidad del sector atraviesa un momento crítico y se dispara el número de explotaciones agrarias que se ven abocadas al cierre”, como se manifestó la semana pasada en la manifestación que llevaron a cabo las organizaciones agrarias en Mérida, quienes reflejaron de forma unánime la delicada situación que atraviesa el campo extremeño.

Según datos del INE sobre el censo agrario, hasta diciembre de 2020 el sector había perdido en España 75.000 explotaciones agrarias en los diez años anteriores. A estos datos debemos añadir los graves efectos que dejó la pandemia en el sector y las consecuencias de la guerra de Ucrania que han provocado volatilidad en los mercados y un  incremento desmesurado de los precios de materias primas. Teniendo en cuenta todo esto y según las estimaciones de ASAJA, a día de hoy, el sector agrario ya ha superado las 80.000 explotaciones pérdidas en todo el país, muchas de ellas en nuestra comunidad autónoma.

Asaja Extremadura quiere dejar claro que no está en contra de que los trabajadores tengan un salario acorde a la realidad actual que vivimos, pero sí de que los empresarios agrarios soporten incremento tras incremento de los costes salariales (SMI, cotizaciones sociales, impuestos) sin ningún tipo de compensación o ayuda para afrontar los mismos.

Por lo que respecta al empleo en el sector y según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del ministerio de Trabajo, en el último año la ocupación en el campo ha disminuido en 86.900 trabajadores, es decir un 10,34% menos. Según los datos que maneja ASAJA, solo con los efectos de la anterior subida del SMI (febrero 2022) se perdieron 25.000 empleos en el campo.

“Las consecuencias de esta nueva subida están aún por ver pero podemos adelantar que va a tener una repercusión muy negativa en los convenios colectivos del campo, que han tenido numerosos problemas para su aprobación en los últimos años en Extremadura, ya que supone una intromisión del Gobierno en la independencia de la negociación a la que resta margen de maniobra a sus legítimos representantes, tanto a los empresarios como a los trabajadores”, destaca Ángel García Blanco.

Por otra parte, Asaja advierte al Gobierno que este tipo de subidas reiteradas pueden conllevar otras, no tan deseadas, como son las subidas en el precio de los alimentos, algo que el propio Gobierno está intentando combatir con la reciente puesta en marcha de la bajada del IVA para algunos productos básicos de la cesta de la compra.

Desde 2017, cuando el Salario Mínimo Interprofesional estaba fijado en 707,70 euros (en nuestro vecino Portugal está en 760 euros para 2023) hasta hoy que asciende a los 1.080 euros, el sector ha soportado  una subida global del SMI del 52,60%, sin que se hayan arbitrado compensaciones (deducciones o bonificaciones) que alivien las cargas sociales que soportan los empresarios agrarios, como hemos reclamado desde Asaja en reiteradas ocasiones.


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