El Consorcio Cáceres 2031 abre el diálogo con asociaciones y colectivos para construir una candidatura inclusiva, sostenible y capaz de emocionar a Europa
El Palacio de la Isla acogió este jueves el primer ‘Diálogo Cultural’, un encuentro que marca el pistoletazo de salida del proyecto con el que Cáceres aspira a convertirse en Capital Europea de la Cultura en 2031. Entre discursos cargados de ilusión y talleres colaborativos, el Consorcio invitó al sector cultural local a sumarse a un viaje que promete ambición y transformación.
Tres pilares para conquistar Europa
La coordinadora del Consorcio, Iris Jugo, apeló a la unidad del sector para sostener el proyecto sobre tres ejes fundamentales: el diálogo urbano-rural, la cultura sostenible y la cultura del bienestar.
“¿Podemos hacer que la cultura nos haga sentir mejor?”, preguntó Jugo, recordando cómo durante la pandemia la música y el arte se convirtieron en refugio colectivo. Su visión busca acercar la cultura a quienes no pisan auditorios ni museos, haciendo de ella un derecho y no un lujo.
Mateos: “Sin complejos ni miedos”
El alcalde, Rafael Mateos, animó a los presentes a pensar en grande y romper moldes. “Podemos hacer cosas originales, diferentes, atractivas que nos sitúen como auténticos referentes de la cultura en Europa”, afirmó con rotundidad.
Mateos destacó la “apabullante” agenda cultural cacereña y el entendimiento institucional como puntos fuertes: “Cuatro instituciones de distintos colores políticos hemos aportado dinero desde el minuto uno. Eso no pasa en ninguna candidatura”. Y añadió: “Cáceres 2031 es un horizonte inspirador, pero más aún lo es el camino que tracemos”.
Mesas de trabajo para sumar ideas
Tras los discursos, los asistentes participaron en un ‘workshop’ donde asociaciones y colectivos compartieron propuestas para enriquecer la candidatura. El ambiente estuvo marcado por la colaboración y el compromiso de implicar a jóvenes, mayores y a sectores tradicionalmente alejados de la oferta cultural.
Lupa DEX
Cultura sin maquillaje: menos palabras, más hechos y con todos aquellos que aporten para conseguir lo propuesto
Cáceres quiere ser Capital Europea de la Cultura 2031 y eso suena tan bien como delicado. Porque la cultura no se construye con discursos grandilocuentes ni con agendas plagadas de actos efímeros; se construye con políticas valientes, recursos constantes y respeto a quienes sostienen día a día la creación artística en condiciones muchas veces precarias.
De momento y por lo que se ve, ni son todos los que están, ni están todos los que son.
Bienvenido, pues, el consenso político y la ilusión compartida, pero ¿será suficiente? El reto de Cáceres 2031 pasa por democratizar el acceso a la cultura, blindar presupuestos estables y dotar de espacios dignos a quienes crean y transmiten. De lo contrario, el proyecto corre el riesgo de ser otro escaparate institucional más, sin raíces en la realidad cotidiana de la ciudad.
Europa no premia las buenas intenciones. Premia los proyectos sólidos, con alma y con músculo. ¿Está Cáceres dispuesta a invertir en cultura como motor real de desarrollo?
La respuesta debe llegar ahora, sin dilación alguna.