“Los cacereños merecemos ser, al menos, tratados como iguales a los pacenses“, incorporando medidas equitativas.
Cáceres Viva, no celebrará el día de Extremadura, lo hará cuando sienta que la
fuerza e igualdad de las dos provincias sea real. Hasta que esto no ocurra no
tenemos nada que celebrar.
Cada día, los datos nos alejan más del desarrollo que propone la Junta de
Extremadura para la autonomía que, en la mayoría de los casos, mira más para la
“provincia hermana”.
No tenemos nada que celebrar, porque perdemos población, con el 42% de los
municipios en riesgo de despoblamiento y con unas estimaciones para 2030 nada
halagüeñas, con más envejecimiento y fuga de jóvenes talentos…
No tenemos nada que celebrar porque la Administración Regional no realiza
inversiones importantes en nuestra provincia para la creación de empleo, ni para
la mejora de la Sanidad (sirva de ejemplo que en la segunda fase del Hospital
Universitario de Cáceres se invertirá 1 mill de euros, frente al nuevo Hospital del
área de Don Benito que se invertirá de 20 mill de euros) y la Educación… ¿Dónde
se están construyendo nuevos centros educativos?, en la provincia de Cáceres no,
aquí hacemos pequeñas reformas o mantenimiento.
No tenemos nada que celebrar porque nuestras comunicaciones siguen siendo
del siglo XIX y no las adecuadas para el siglo XXI en el que vivimos, tanto aéreas
como terrestres, como el tan esperado Ave, que ya si eso llega para 2030…
No tenemos nada que celebrar porque, aun siendo una de las provincias que más
energía produce, seguimos sin ser compensados ni económica ni socialmente por
ello, sino al contrario, dejan a nuestros embalses sin agua con el peligro de quedar
sin suministros a nuestro pueblos o sin VIDA a nuestro parque Nacional de
Monfragüe.
No tenemos nada que celebrar porque se sigue consintiendo que la provincia de
Cáceres sea una exportadora de mano de obra a otros puntos del país (entre ellos
Badajoz) por la falta de oportunidades y de empleo suficiente, provocando que
muchos de sus habitantes hagan las maletas para probar suerte en distintos
destinos, perdiendo, según un estudio de SEXPE, más de 17.000 trabajadores en
Cáceres en un año.
Extremadura es un proyecto de autonomía fallido que no es capaz de salir del
furgón de cola, arrastrando a nuestra provincia con ella, siendo, la situación
actual, consecuencia de un cúmulo de prácticas políticas, llevadas a cabo por
administraciones gobernadas tanto por el PP como por el PSOE, únicamente,
siendo así, responsables de sus decisiones.
La provincia se desangra, nuestros pueblos se quedan sin VIDA, sin servicios, sin
jóvenes, sin oportunidades, sin inversiones que los hagan atractivos para que
vivirlos sea una oportunidad real de proyectos de vida.
Es evidente que necesitamos otras políticas de desarrollo, y en otro marco
territorial. Las actuales llevan fracasando décadas y no podemos seguir
manteniéndolas si queremos crecer, como mínimo, al nivel de otros territorios.