EDITORIAL DEx, 2 de noviembre de 2025.-
La política extremeña se lanza a la carrera más frenética del año.
Abascal arranca músculo en Cáceres – lunes 3 de noviembre – , Sánchez promete estabilidad desde Mérida – miércoles, 5 de noviembre – y María Guardiola, lista para recorrer de nuevo la región, juega a la ruleta electoral con un adelanto que ha pillado a todos a medio vestir.
Apenas quedan quince días para cerrar listas y la tensión se palpa en cada despacho.
Los partidos se enzarzan en el “y tú más”, mientras la ciudadanía —la que madruga, trabaja y paga, rechistando en los bares o en el super— sigue su vida como si el ruido político fuera un eco lejano.
Los nervios están en las listas
En los pasillos del poder, de los que deciden las listas, el teléfono echa humo.
Las llamadas son frenéticas, los equilibrios precarios y los egos monumentales. En los cafés del casco antiguo de Mérida y en el centro de Cáceres y Badajoz, se habla de nombres, no de ideas; de puestos, no de proyectos.
El ciudadano, mientras tanto, a su bola, escucha la radio, o ve Canal Extremadura o mira la prensa digital y piensa que todos prometen lo mismo, » lo mejor para la región», ya , ya, con distinto envoltorio.
El riesgo calculado de Guardiola
La presidenta ha decidido mover ficha antes que nadie. Algunos en su entorno lo aplauden: “Aprovecha la debilidad del PSOE y el reflujo de Vox”. Otros lo ven como una jugada temeraria, un salto sin red en una región donde el voto duerme profundo y cautivo en muchas comarcas y las urnas se abrirán con doble sueño, el de madrugar y el de ganar
El PSOE, aún tocado, confía en que el desgaste del poder le salpique al PP. Y entre tanto ruido, VOX se frota las manos y Sumar ni aparece pero Unidas Podemos sí, en la retaguardia, ¿ y los regionalistas pillarán algo?, y todos ellos buscando discurso idóneo, marketing a la carta y redes sociales agobiantes de mensajes y reproches.
El juego de las sillas
Extremadura se ha convertido en un Gran Hermano político: todos quieren permanecer en la casa, nadie quiere ser expulsado.
Las promesas se repiten como viejas canciones, los programas serán refritos de campañas anteriores, no hay tiempo para más y la emoción del mitin, si es que se programa, parece más coreografía que convicción. Lo importante no es el futuro de la región, sino el futuro personal de cada candidato. Está claro.
El pueblo, a lo suyo
Mientras los líderes tuitean, mejor expresado, sus equipos, los ganaderos siguen ordeñando, los agricultores siempre pendientes del cielo y de la PAC, los trenes siguen llegando tarde y los pueblos vacíos continúan esperando algo más que discursos. Y los jóvenes, pero bien formados, siguen yéndose , ¡ ay ! ¿ Y los pensionistas? Cuidado con ellos, que son cantidad.
El extremeño medio ya ha aprendido a desconfiar del verbo fácil. Ya no se ilusiona con las campañas; las sobrevive, las soporta y la mayoría, pasa de ellas..y de ellos, los candidatos. Sabe que el verdadero cambio no se imprime en los carteles, ni en los slogans, ni en las cuñas o spots, ni en los discursos fabricados por gurús oportunistas, sino en las nóminas, en las becas, en la sanidad, en los pueblos que aún tienen niños. Y es que el hambre, de todo tipo, es francamente mala.
Y así, la función comienza
Se encienden los focos, los candidatos sonríen, las promesas vuelan. Extremadura se prepara para otro capítulo de su eterna novela electoral. Y al fondo, entre cafés y murmullos, la gente sigue a lo suyo, esperando que, cuando caiga el telón, al menos quede algo más que ruido.
Ya veremos que » Gordo» o » Gorda» nos toca el 21 de diciembre. Por si acaso, vayan jugando que la Lotería al menos sí sigue ilusionando…¡Ay, mi Extremaúra amarga, que diría nuestro admirado Pablo Guerrero!.






